Centro de interpretación de vacas único

Conoce el primer zoo de vacas ibérico: miman 32 razas en peligro para conservar su patrimonio genético

Dos hermanos vallisoletanos crean un centro de interpretación que reúne razas bovinas autóctonas de España y Portugal

  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

En Villagarcía de Campos, un pequeño municipio de 286 habitantes enclavado cerca de la autovía A-6 a su paso por la provincia de Valladolid, se encuentra Bos Taurozos, el primer zoo de vacas de la Península Ibérica.

Aunque a sus impulsores, dos hermanos que tuvieron la peculiar idea de montar este particular reservorio bovino, no les importa que a su proyecto se le llame zoo de vacas, explican que «en realidad si nos buscas nos vas a encontrar por centro de interpretación».

Son las palabras de Alicia del Amo García, la emprendedora que nos atiende por teléfono para explicarnos el singular proyecto. Ella dejó su puesto de funcionaria en el ayuntamiento y aceptó la propuesta de su hermano Carlos de unirse al proyecto de Bous Taurozos que en estos momentos ya tiene en sus 17.000 metros cuadrados más de 32 razas distintas de vacas autóctonas de España y Portugal.

Un centro de interpretación

«Preferimos que se nos reconozca como un centro de interpretación de vacas, porque no las tenemos como en un zoo, que es un sitio muy restringido y donde los animales están medio domesticados. Aquí las vacas están sueltas por unos espacios muy amplios y son ariscas, es decir, son esquivas, no son gatines, porque al final son así por su naturaleza», puntualiza Alicia.

Nos explica que su hermano, con vocación veterinaria, «después de hacer mucho estudio de manuales, porque no hay un libro exacto en el que te diga todas las razas que hay, se dio cuenta de que no había ningún sitio ,ni había un libro ni nada, que te informase de todas las razas que teníamos en la Península Ibérica. Fue por eso por lo que decidimos hacer este proyecto».

Y es que la cultura ganadera les viene de familia. Alicia y Carlos representan la tercera generación de ganaderos, tanto por parte materna como materna. Al explicar a sus padres el proyecto por primera vez, nos confiesan que se mostraron muy «sorprendidos, pero luego les pareció una buena idea, porque al final es bueno que la gente aprenda y vea lo que tenemos en España».

Un viaje por geografía española

Y así crearon este centro de interpretación para que la gente conozca «la riqueza que tenemos en nuestro país, su biodiversidad» en clave bovina. Un proyecto que se empezó a materializar hace un año y que ya es visitable tras abonar una entrada y hacer un recorrido autónomo. Nos apunta que se puede disfrutar durante unos 45 minutos, aunque uno se puede quedar más tiempo al no ser visitas guiadas.

Se trata de un viaje por toda la geografía ibérica, en un espacio dividido por sus grandes ríos que delimitan cada sector y por los que podrás pasear para disfrutar de estos bellos e imponentes animales.

Y, de este modo, aprenderás que existen razas muy distintas con el nombre de avileña, alistana sanabresa, berrendas, betizu, serrana negra soriana, tudanca, vianesa o parda de montaña… así hasta 32 ejemplares.

Vacas en peligro de extinción

Para tener este número nos confiesa Alicia que «hemos tenido que recorrer media España y hacer muchos kilómetros, con nuestros propios vehículos, con nuestro camión ganadero. Hemos tenido que negociar, comprar e invertir».

Y no están todas las razas, «todavía nos faltan algunas por traer, no tenemos todas», explica la emprendedora. «Cada vez más nos llaman de muchos puntos de España para contarnos que tienen tal o cual vaca. A partir de ahí tenemos que preguntar mucho e investigar».

Traer una vaca en barco

Preguntamos cuáles son las que faltan. «No tenemos todavía la menorquina. No la hemos podido traer porque tendría que venir en barco. Es un viaje de tres o cuatro días en total. Nuestra idea es traer un embrión e implantarlo aquí. Pero ahora tenemos que negociar permisos, controles sanitarios y más trámites para poderlo traer».

Con las vacas marismeñas tienen que esperar un año para pasar un control sanitario. «Hasta que no pasan el control sanitario, tampoco las podemos traer». Nos apunta el gran impedimento para mover una res entre comunidades: «tenemos tantos problemas de controles, tanto a las salidas como a las entradas de origen. Todo por temas de saneamiento, tuberculosis y demás. Luego cada comunidad es diferente porque te piden cosas diferentes», se lamenta Alicia.

Cultura de la vaca en España

Preguntamos si hay un conocimiento de la cultura de la vaca en España. «Sí, estamos acostumbrados a las vacas, pero no a nuestras vacas autóctonas. Estamos habituados a traer vacas que nos den mucha producción, en muy poco tiempo. Es decir, estamos importando mucho».

Por eso han contactado con todas las asociaciones que las protegen, bastantes en peligro de extinción, porque «son vacas que la gente ya no quiere tenerlas porque la rentabilidad no es la misma. Entonces intentan buscar las que den más rentabilidad y así vamos perdiendo lo nuestro, lo autóctono, lo que son nuestros orígenes».

Variedades sorprendentes

Volviendo a los visitantes, nos comenta que cada vez hay más personas que llegan al conocer su existencia tras llevar pocas semanas desde su apertura hace casi dos meses.

«Vamos teniendo visitantes. Esto va aumentando de fin de semana en fin de semana y se va corriendo el boca a boca, pero no a nivel solamente provincial ni de comunidad, sino a nivel de España. Estoy recibiendo muchos correos y muchas llamadas a nivel nacional. De hecho, este fin de semana viene gente de Vizcaya, que les pillaba de paso de Madrid», explica la propietaria.

Visitantes sorprendidos

Los visitantes se sorprenden de la variedad de este zoo – centro de interpretación de vacas que ven en Bous Taurozos y de las diferencias tan grandes que hay entre unas: «los cuernos tan grandes, las capas de pelo que tienen unas y que lucen otras. Eso les sorprende muchísimo y… ¡que tengamos tantas!», destaca Alicia.

«Al final cada uno sabemos lo básico, lo que hemos tenido a nuestro alrededor y pensamos que hay dos vacas. Nos hemos acostumbrado a las vacas lecheras simplemente», concluye la emprendedora.