Arrancar el microchip a los perros, una práctica ilegal y cruel causada por la Ley de Bienestar Animal

Los profesionales apuntan que el aumento de abandonos de perros se debe en parte por importantes fallos en la Ley

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Perros que aparecen con heridas de cortes en el cuello para sacar el microchip, desnutridos, con pulgas, garrapatas y daños psicológicos. Son las terribles condiciones en las que llegan los canes que son abandonados, ahora de manera más numerosa, y que están desbordando los sistemas de atención en numerosos puntos de España desde llegada de la nueva Ley de Bienestar Animal.

Son las consecuencias de una norma que se están haciendo notar en los profesionales y voluntarios que reciben a los animales abandonados en los refugios o protectoras. Una situación que atañe especialmente a los perros que, desde su entrada en vigor, se ha notado un notable incremento de abandonos.

Hace prácticamente un año se puso en marcha la Ley impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 20230, que está teniendo un impacto significativo en los derechos y en el bienestar de los animales a tenor de las informaciones y testimonios recabados por OKGREEN.

Miedo y desconocimiento

El pasado 3 de septiembre publicamos la noticia de este aumento de abandonos y las secuelas físicas que están sufriendo los canes por sus desalmados dueños.

Recabamos el testimonio de Andrés León, presidente de la Asociación Protectora de Animales y Plantas de Vigo, quien alertaba que el miedo y el desconocimiento son los principales motores de esta gran ola de abandonos que vienen sufriendo las instalaciones que acogen a estos animales.

Desde hace unos meses están notando la llegada de más perros, «ahora es continuo y llegan en peores condiciones. Estamos sobrepasados», nos contaba Andrés, afirmando que «las llegadas de más animales están colocando a los refugios y centros de acogida en situaciones muy difíciles», hasta tal punto que algunos ya no pueden aceptar más.

Así llega los perros abandonados, desnutridos y con cortes en el cuello (Fotos: Andrés León / Asociación Protectora de Animales y Plantas de Vigo)

El doble de abandonos

Andrés, que estuvo hasta hace poco al frente del refugio municipal de animales de A Madroa en Vigo, nos explicaba que los abandonos de perros se han disparado «de manera terrorífica», llegando casi a doblar la cifra de perros abandonados cada semana y aclara que «nunca se había vivido nada así».

«Por ejemplo, la media de animales abandonados que recogíamos en Vigo estaba en tres o cuatro a la semana, y ahora está entre los nueve y diez, más del doble», señalaba Andrés.

Desde la asociación protectora, Andrés se mostraba muy preocupado porque «la picaresca ahora es que nos hemos encontrado este año varios animales con cortes en el cuello para localizar en ellos el microchip y sacárselo para que no los localicen. O sea, verdaderas animaladas».

Dispositivo electrónico

Entre los profesionales que reciben a estos perros abandonados y desprotegidos está Ione Alonso, veterinaria que nos indicó Andrés para tener un testimonio de primera mano sobre cómo llegan, qué situaciones se encuentran y cómo es posible que se realice esta salvaje práctica de arrancar el microchip de los perros.

Los microchips son dispositivos electrónicos de pocos milímetros que el veterinario coloca a los perros en la región del cuello, con una simple inyección subcutánea, en cuyo interior hay un dispositivo al que se le asigna un código de barras único que permite la identificación de los responsables de los animales. Éste es el motivo por el que los extraen de manera ilegal.

Preguntamos a la veterinaria si es difícil localizarlo para su extracción, y nos confirma que sí «porque se coloca debajo de la piel y no es ni visible ni palpable al tener un tamaño más pequeño que un grano de arroz».

Práctica ilegal

Queremos saber más acerca de esta ilegal práctica de arrancar el microchip a los perros y cómo llegan a sus manos, unos actos calificados por la veterinaria como «crueles, ilegales e inhumanos».

Nos cuenta que «suelen aparecer con varios cortes profundos en diferentes zonas del cuello, normalmente en el lado izquierdo, ya que es una de las zonas estandarizadas para la colocación del microchip en perros».

Unas extracciones que se realizan con «cualquier utensilio que les sirva para cortar: cuchillos, navajas, cúter, cuchillas…», anota Alonso, que provoca «una herida profunda, hecha con alevosía y sin conocimientos, sin importar el dolor ni la integridad del animal».

Isis es una perra abandonada que llegó en este estado, desnutrida y con el microchip arrancado (Foto: Andrés León / Asociación Protectora de Animales y Plantas de Vigo)

Lesiones físicas y psicológicas

Entre las consecuencias y peligros de esta aborrecible práctica está «el riesgo de dañar o seccionar vasos importantes que discurren por el cuello, como las carótidas o las yugulares, lo que provocaría la muerte del animal», desgrana la veterinaria.

Las lesiones a nivel físico son importantes infecciones y sangrados y daños musculares y en el plano psicológico provocan «terror y desconfianza hacia el ser humano que, en muchos casos, es muy complicado de rehabilitar».

Ione Alonso es categórica aseverando que «es ilegal extraer un microchip. Nadie puede hacerlo, ni siquiera un profesional veterinario, ya que estaría incurriendo un delito grave, como las mutilaciones estéticas (cortes de orejas y rabos) en ciertas razas de perros. Cuando los perros fallecen, se da de baja el microchip en la base de datos de la comunidad autonómica correspondiente, pero nunca se extraen».

Importantes fallos de la Ley

En los años que lleva de actividad profesional y de voluntaria en protectoras de animales, Ione sí que ha notado ciertas variaciones «dependiendo de la zona, pero a rasgos generales, no he notado una gran disminución en los abandonos, siguen siendo constantes y numerosos».

Acerca de las causas, éstos se producen «en parte por importantes fallos de la Ley, como no incluir a los perros de caza en ella, ya que son, por excelencia, los que lideran las entradas en refugios y centros municipales».

Pero estos escenarios no van a cambiar de un día para otro ni a corto-medio plazo. El abandono por desgracia está muy arraigado en nuestro país y la concienciación actual de la sociedad, aunque va mejorando, sigue siendo insuficiente.

Perra que fue abandonada en una bolsa de basura.

Condiciones higiénico-sanitarias pésimas

Además del problema de las extracciones de los microchips en los perros, nos interesamos por las condiciones en las que llegan los perros, sus problemas asociados y cómo se recuperan y las secuelas posteriores. La veterinaria que nos responde que aparecen «desnutridos, llenos de pulgas y garrapatas… básicamente con unas condiciones higiénico-sanitarias pésimas. También los hay que entran en buenas condiciones físicas».

«Pero, hayan sido bien o mal cuidados, todos llegan inseguros, con miedos y, sobre todo, terminan desarrollando depresión, ansiedad y estrés. Daños psicológicos que algunos perros no logran superar nunca», añade la profesional.

«España es el país donde más animales de compañía se abandonan de Europa. Es algo de lo que nosotros, como sociedad, deberíamos recapacitar y concienciarnos de la gravedad del problema. Es un punto muy necesario para evolucionar y mejorar como país», contesta cuando nos interesamos por su opinión acerca de lo que está ocurriendo.

No son peluches

La principal causa de los abandonos es que «mucha gente siguen viendo a los animales de compañía como objetos, caprichos o impulsos de los que después se arrepienten. Hay que tener en cuenta que son seres sintientes, conscientes de su realidad y entorno; no son peluches», según Ione.

E invita a hacer una reflexión si se decide tener un animal «porque hay que tener en cuenta sus necesidades básicas y eso se traduce en invertir tiempo, dinero y paciencia en ellos durante 10 o 15 años».

«Además, es necesario endurecer las sanciones por abandono o maltrato y, sobre todo, cumplirlas. Por desgracia, abandonar o maltratar en este país, sale barato», concluye Ione Alonso.