Naturaleza
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Los investigadores están en vilo: esta planta florece cada 120 años y quizá no sobreviva al siguiente ciclo

  • Betania Vidal
  • Redactora y analista de contenidos SEO especialista en bienestar, psicología, traducción, creación de sitios web y liderazgo de proyectos online.

Hay plantas que pueden pasar largo tiempo desapercibidas y dar señales una vez cada tanto. En varias zonas de Japón ocurre algo así con un tipo de bambú que florece de forma sincronizada cada 120 años. El problema es que esta vez, tras florecer, no está claro que vuelva a crecer.

Lo que parecía un evento natural raro y casi anecdótico se ha convertido en una preocupación real para biólogos, gestores forestales y comunidades rurales. Tras la floración de este bambú, los tallos mueren, pero eso entra dentro de lo esperado. Lo inquietante es lo que viene después: no están apareciendo nuevas plantas que sustituyan a las antiguas.

En este artículo veremos qué está pasando con esta especie concreta de bambú, cómo es su ciclo de vida y por qué su posible desaparición tendría consecuencias mucho más amplias de lo que parece.

Un bambú con riesgo de desaparecer

El protagonista es el Phyllostachys nigra var. henonis, conocido en Japón como hachiku. Se trata de un bambú alto, resistente y muy presente en zonas agrícolas y forestales. Durante décadas crece sin dar flores. De repente, en un momento que parece perfectamente coordinado entre poblaciones distantes, florece y después muere por completo.

Este comportamiento se llama monocarpia. La planta invierte toda su energía en una única floración masiva y, tras ese esfuerzo final, no sobrevive. Los registros históricos indican que la última floración generalizada ocurrió en 1908. La actual empezó a observarse en algunos puntos a partir de 2020.

Un equipo liderado por Toshihiro Yamada, de la Universidad de Hiroshima, ha seguido de cerca una de estas masas de bambú en el oeste del país durante tres años. Han marcado cada tallo, observado su evolución y documentado el proceso completo: más del 80 % floreció y, al cabo de ese periodo, todos los tallos maduros habían muerto.

Lo más llamativo es lo que no ocurrió. No se produjeron semillas viables. Tampoco aparecieron nuevos brotes con fuerza suficiente para regenerar el bosque. Existen observaciones similares en otras regiones que refuerzan la idea de que no se trata de un caso aislado.

Entre las posibles causas, se baraja la incompatibilidad genética entre plantas muy emparentadas y también la acción de larvas de pequeñas moscas que destruyen las semillas antes de que maduren. Sea cual sea el motivo, el resultado es el mismo: tras la floración, el vacío.

Qué cambia si este bambú no vuelve

Cuando estos bambúes desaparecen, el paisaje cambia rápido y tiene efectos claros:

A corto plazo, la desaparición del bambú deja una situación poco común. Al no haber tallos vivos ni brotes nuevos, intervenir sobre estas zonas resulta más sencillo que en otras fases del ciclo.

Al mismo tiempo, surge la duda de qué hacer en los lugares donde el bambú cumple una función importante y debería recuperarse. La siguiente floración, si llega a producirse, no ocurrirá hasta dentro de muchas décadas.