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¿Has oído hablar de la mariposa de cristal?

Nos asombran los coloridos de muchos insectos, como es el caso de las mariposas. Entre sus especies, aquí destacamos la mariposa de cristal. ¿La conoces?

La mariposa de cristal es una de las especies más asombrosas que pueden encontrarse en la naturaleza. Nativa de América Central, desde la Península de Yucatán, al sur de México, hasta Panamá. También puede observarse en varias de las selvas tropicales que atraviesan los territorios de Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil y Perú. Fue descrita por primera vez por los primeros colonizadores que llegaron al ‘nuevo’ continente a inicios del siglo XVII. Desde entonces, su peculiar belleza ha cautivado a todos los que han tenido el privilegio de observarla en el mundo salvaje.

Conocida también como mariposa espejo, la Greta Oto tiene una característica que la convierte en inconfundible. Sus alas son casi completamente transparentes, salvo los bordes extremos que son de marrón oscuro. También exhiben algunas franjas naranjas, rojas o azules, junto con una raya blanca. De esta forma consiguen camuflarse y mimetizarse con el ambiente con relativa facilidad. Su envergadura total oscila entre 5,5 y 7 cm.

Migrantes

Para los habitantes de países como Costa Rica, El Salvador o Nicaragua, es común observar a estos insectos voladores cruzar constantemente sus territorios. Aunque estas regiones presentan mayoritariamente un clima húmedo tropical, la mariposa de cristal migra continuamente entre los antiguos dominios Mayas (sur de México, Guatemala y Belice) hasta el istmo de Panamá.

Siempre volando en grupos, machos y hembras se mantienen completamente separados. Para el apareamiento, estas últimas seleccionan el ejemplar con el que se juntarán para asegurar la supervivencia de la especie. Un comportamiento que dentro del mundo animal se conoce como Lek.

Mariposa de cristal, ¿es realmente tóxica?

Son muchos los que creen que la mariposa de cristal es una especie tóxica. Esto porque se sabe que la mayoría de sus depredadores mueren una vez que se han alimentado con ellas. Pero no son propiamente venenosas. Solo que la evolución y la necesidad de encontrar métodos de defensa más eficientes que mimetizarse con el ambiente les han permitido desarrollar una técnica un poco extrema.

Las madres colocan los pequeños huevos sobre plantas ponzoñosas. Por lo que, durante su etapa de oruga verde, es precisamente de estas especies que se alimenta. Mientras que una vez que rompen el capullo y pueden volar, mantienen el mismo menú.

Es gracias a la capacidad que tiene su organismo de aislar estas toxinas y almacenarlas, que se convierten literalmente en una especie tóxica. Después de reiteradas malas experiencias, sus posibles víctimas no suelen sucumbir ante la tentación de alimentarse con ellas. Además, la franja blanca de sus alas cumple precisamente con la función de advertir a los demás animales de su estado de toxicidad.