Investigación
CASO AMARGO

Un testigo de cargo identifica a Amargo como «un tal Rafa que trabaja en el teatro» y le vendía droga

Un testigo, identificado por la Policía cuando salía de casa del bailaor Rafael Amargo, un ciudadano colombiano llamado John Alejandro E.L., aportó a la investigación policial varios mensajes de whatsapp con conversaciones con el bailaor de flamenco, pero también acudió voluntariamente a declarar en comisaría, donde aseguró que había comprado la droga a un «tal Rafa que trabaja en el teatro», en referencia a Rafael Amargo. Los agentes le habían interceptado tras salir de la casa que ocupaba el bailaor flamenco en Madrid con su esposa tras adquirir 4 gramos de drogas.

Este testigo fue detenido con una bolsita de metanfetamina y otra de mefedrona tras salir de casa de Amargo el 3 de octubre de 2022. El hombre aseguró que había comprado 4 gramos de estas sustancias a Rafael Amargo por 210 euros. El testigo, que responde a las iniciales Jhon Alejandro E.L., declaró en comisaría que había comprado la droga a una persona que «reconoció sin ningún género de dudas ni error posible» en una fotografía como Amargo. También aportó a los investigadores los mensajes previos cruzados con el bailaor en los que éste le avisa: «No tardes que está esto ya aquí y el chaval se quiere llevar su dinero», como si Amargo estuviese mediando en algún negocio. Cuando le preguntaron a quién había comprado aquello, respondió: «A un tal Rafa que trabaja en el teatro», sin saber evidentemente la proyección pública de Amargo.

Durante la declaración en la comisaría de Centro (Madrid) el testigo incluso puso un audio de tres segundos de Amargo donde «el inspector con carnet profesional (…) reconoce sin ningún género de dudas la voz del audio como la de Jesús Rafael García Hernández. «Nico (John), querido, ya tienes esto aquí. ¿Cómo vas?».

Los mensajes de Rafael Amargo con el testigo.

Los investigadores transcribieron esa conversación de whatsapp que incluyeron en un oficio para el Juzgado. La conversación aportada empieza a las 12.51 horas.

Rafael: Ya desperté y estoy en pie trabajando, lo que sea me avisas.

Jonn: (Audio sin contenido de 9 segundos).

Rafael: No entendí. No dice nada el audio.

John: Más luego me paso, vale, necesito 4, vale.

Rafael: Ok. Más o menos a qué hora pa’ tenerlos aquí. Así no esperas.

John: 5 voy. Estoy Tata Jano ahora y salgo a las 4.

Rafael: Ok, pa’ las 17.00 horas te los tengo aquí.

El bailaor manda otro mensaje a su interlocutor a las 16.37 horas.

Rafael: Hola corazón, te voy pidiendo ya ¿?

John: (…) las 6 (…) lo que salga de aquí me paso por casa por el dinero y me voy a verte.

A las 18.07 horas el comprador vuelve a interactuar con Amargo.

John: Ya estoy en mi casa, me cambio y salgo para allá.

Rafael: Ok. Ya entonces digo que venga eso para acá también.

A las 18.33 horas hay un audio de Rafael Amargo en el que «el inspector (…) reconoce sin ningún género de dudas la voz del audio como la de Rafael García Hernández». «Nico, querido, ya tienes esto aquí. ¿Cómo vas?». La respuesta de John fue enviarle su ubicación en tiempo real. La respuesta de Rafael: «No tardes que está esto ya aquí y el chaval se quiere llevar su dinero».

La declaración del testigo.

Las conclusiones de la Policía sobre Rafael Amargo recogidas en el oficio para el juez fue que «sería el propio investigado, Jesús Rafael García Hernández, el que personalmente estaría llevando a cabo la distribución de las mismas (drogas), que, para realizar al menos partes de estas ventas, el investigado estaría actuando de intermediario de la siguiente manera: el comprador contactaría con el investigado, el cual a su vez solicitaría la sustancia estupefaciente a un tercero que llevaría la droga al domicilio del investigado, lugar donde el propio Jesús Rafael se la entregaría al comprador dando parte del beneficio obtenido al proveedor y quedándose él como parte de una comisión».

El mismo documento de los agentes de Policía sostiene que cuando John le pide 4 se «entiende que 4 gramos de sustancias estupefacientes, que resultarían ser tres gramos de metanfetamina y uno de mefredona, el propio Jesús Rafael se la habría conseguido solicitándosela a su distribuidor, entregándosela en mano al comprador a cambio de doscientos diez euros».

Luego la Policía Nacional, en concreto la unidad de Estupefacientes de la Comisaría de distrito Centro, comenzó a tirar del hilo y llegó a dos de estos supuestos distribuidores a mayor escala, que en ambos casos, Ángel Antonio y Federico, resultaron ser solo consumidores habituales y quedaron en libertad y exonerados de las acusaciones tras la intervención en su defensa de los abogados Beatriz Uriarte y  Juan Gonzalo Ospina, en febrero de 2023.

El bailaor siempre ha defendido su inocencia, pero según la acusación fiscal del caso: «Amargo vendía droga a las personas que acudían a su domicilio». Cuando la Policía entró a registrar la casa de Rafael Amargo en Madrid encontró: «Tres botes conteniendo sustancia popper, una bolsita conteniendo sustancia que resultó ser feniletilamina con un peso neto de 0,089 gramos y un frasco conteniendo 6 miligramos de GBL con un valor en el mercado de 314, 19 euros en su venta por gramos». Rafael Amargo siempre ha dicho que las sustancias encontradas en su casa eran para autoconsumo.

El juicio contra Rafael Amargo tuvo que ser suspendido este pasado miércoles en la Audiencia Provincial de  Madrid después de que su productor, Eduardo de los Santos, imputado en la misma causa, acudiese al juicio oral sin abogado defensor.