La venezolana Belkis Solórzano pide auxilio horas antes de morir por falta de fármacos para su riñón
Se llamaba Belkis Solórzano, pero ya no. Como tantos miles de venezolanos ha perdido la vida por la profunda crisis económica que destroza su país. Ella, por la falta de medicinas con las que mantener su riñón, trasplantado hace 12 años. Este domingo, 12 de noviembre, ha muerto.
«Nos están quitando la vida si no nos dan medicamentos», lamenta Belkis en el vídeo que acompaña esta información. Apenas unas horas después de grabarlo, esta venezolana fallecía tras aguardar más de tres meses una sola dosis de los medicamentos imprescindibles para tolerar el órgano.
Nacida hace 50 años en San Fernando de Apure, en Los Llanos (Venezuela), su cédula de identidad número 9.597.190 le otorgaba el supuesto derecho a recibir atención sanitaria de calidad y gratuita, como presumió el dictador Nicolás Maduro en la entrevista concedida este domingo a Jordi Évole, en ‘Salvados’ de laSexta.
«Yo a los dirigentes no les digo que piensen en nosotros», apunta Belkis en el vídeo, «sino en ellos mismos. Cualquier día pueden ser ellos los pacientes renales que necesiten estas medicinas…»
Escasez de suministros en los hospitales
Precisamente, la solución a la escasez de medicinas de primera necesidad, así como de alimentos básicos, era una de las cuatro reivindicaciones básicas de los cientos de miles de ciudadanos venezolanos que tomaron las calles durante cuatro meses cada día entre abril y julio pasados.
No sólo reivindicaban derechos políticos, como la convocatoria de unas elecciones presidenciales inmediatas, la liberación de todos los presos políticos y el reconocimiento de la Asamblea Nacional —en manos de la oposición— como legítima depositaria de la voluntad popular. esos tres reclamos iban acompañados de la urgencia de abrir un corredor humanitario para paliar el desabastecimiento infinito en los supermercados y hospitales.
En una de esas ocasiones en que las informaciones logran traspasar el muro de silencio impuesto por la dictadura chavista, el pasado febrero se supo que seis bebés recién nacidos habían muerto en el Hospital de San Cristóbal, el más importante y grande de la capital del estado de Táchira, en Venezuela. Pese a ser el centro de referencia en la región, el centro sufría una enorme escasez de suministros y el abandono de sus instalaciones por falta de mantenimiento.
Según certificó el Consejo Municipal de Protección del Niño, Niña y Adolescente (CMDNNA), «fallecieron seis niños porque no había los medicamentos para suministrarles, para que se les expandieran los pulmones, que es el sulfatán pulmonar, ni los respiradores artificiales para que ellos pudieran subsistir en esas condiciones”.
Alarma de la Sociedad de Nefrología
La propia Sociedad Venezolana de Nefrología emitió un comunicado el pasado 6 de noviembre en el que levantaban la voz de alarma.
la nota pública exige, entre otras cosas, lo mismo que los opositores en las calles: “La apertura inmediata del canal humanitario; para paliar la dramática situación sanitaria en la que está inmersa nuestra nación” además de “recuperar y mantener los programas de salud renal; diálisis y trasplante, que garanticen la vida a los enfermos por patología renal”.
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