ARGENTINA

Milei y Bullrich compiten por el control de la provincia de Buenos Aires, último bastión del peronismo

El botín para Javier Milei y Patricia Bullrich es suculento: el granero de votos peronistas

elecciones argentinas
Javier Milei.
Luis Balcarce

La recta final de campaña de las elecciones argentinas se juega en la provincia de Buenos Aires, el fortín kirchnerista que este 22 de octubre, además de presidente de la Nación, también elegirá gobernador. La batalla entre el peronista Axel Kicillof (Unión por la Patria y actual gobernador), Carolina Píparo (La Libertad Avanza) y Néstor Grindetti (Juntos por el Cambio) promete ser encarnizada. El botín para Javier Milei y Patricia Bullrich es suculento: el granero de votos peronistas donde la política es un negocio muy lucrativo.  No será fácil porque Kicillof, que ganó con lo justo en las PASO del pasado 13 de agosto, sólo necesita un voto de diferencia para ser reelecto cuatro años este domingo, ya que aquí no hay segunda vuelta.

Motosierra en mano, -símbolo del recorte de los privilegios de la casta- Milei ha confiado la conquista del mayor distrito electoral de Argentina a Carolina Píparo. La platense de 47 años fue noticia en 2010 cuando fue asaltada a la salida de un banco por dos motochorros. Embarazada de ocho meses, le pegaron un tiro que le entró por la mandíbula y se le incrustó en uno de los pulmones. Su hijo nació de forma prematura y murió días después. Ella sobrevivió a una agonía de 45 días para convertirse en un referente de la lucha contra la inseguridad, los robos y los secuestros, parte del recital de penurias que soportan los argentinos con estoicismo.

Kicillof, de 52 años, tendrá su día D este  martes 17 de octubre, Día de la Lealtad y fecha sagrada en la liturgia peronista, cuando cierre la campaña en el municipio de Avellaneda ante 30.000 personas. El niño mimado de Cristina Kirchner busca salir vivo de los escándalos de corrupción del recaudador Julio Chocolate Rigau y el Yategate de Martín Insaurralde (su ex jefe de Gabinete) que dinamitaron su campaña.

El caso del ‘Chocolate’ Rigau

Al recaudador peronista Julio Rigau, apodado Chocolate, lo detuvieron el pasado 8 de septiembre tras ser visto sacando dinero de un banco de La Plata con 48 tarjetas de crédito pertenecientes a falsos empleados de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Rigau fue cazado con bolsas de dinero destinado a la compra de votos a través de comedores sociales y otras prebendas. Los falsos empleados públicos cuyos nombres figuraban en las tarjetas también estaban en el ajo de la trama: afirmaron que le donaban su ingreso a Rigau a cambio de tareas solidarias en zonas donde la pobreza alcanza índices similares a los de la India.

Que estos testigos apoyen a Rigau es comprensible ya que este recaudador peronista tiene como padrino político al concejal Facundo Albini, candidato a concejal en la lista por Unión por la Patria en La Plata, es íntimo del candidato presidencial Sergio Massa. No sorprende que el modesto electricista Rigau haya logrado su excarcelación en tiempo récord.

Rigau fue liberado gracias a un escandaloso fallo de dos jueces sobre quienes pesan fuertes sospechas de haber favorecido una protección judicial de la trama de corrupción. El diario Clarín asegura que «ambos jueces habrían sido visitados por un operador massista, Raúl Cabezón Pérez, unas 12 horas antes de ordenar la liberación de Rigau y anular toda la causa».

El temor a que Rigau cante La Traviata en pleno sprint final de campaña obligó a los peronistas a mover todos los resortes de poder a su alcance. «Pérez no pasó simplemente a saludar, sino para seducir y convencer (vaya uno a saber de qué manera), menesteres que en La Plata muchos coinciden que El Cabezón haría desde hace varios años con altos miembros de la Justicia bonaerense en temas sensibles para los políticos».  Tras ser puesto en libertad, Rigau se fugó gracias a un chivatazo policial pero semanas después se entregó, eso sí, acompañado de uno de los abogados penalistas más caros de Buenos Aires.

Aunque los argentinos hayan perdido la capacidad de asombro ante casos como el de Rigau, cualquier sabe que el puntero es sólo una pieza de una enorme trama de financiación ilegal que salpica a políticos de todos los partidos, policías y hasta jueces. El analista político James Neilson llama la atención en el semanario Noticias sobre otro hecho significativo: la omertá de la oposición ante este escándalo: «La razón por la que casi todos los políticos han guardado silencio ante un episodio tan escandaloso como el protagonizado por Chocolate es sencilla; están involucrados integrantes no sólo de las distintas variedades del peronismo, en especial la de Sergio Massa, sino también radicales, miembros de Pro y, a buen seguro, hombres y mujeres que están procurando subir al carro tirado por Milei. A pocas semanas de las elecciones, quienes están compitiendo por la presidencia no quieren correr los riesgos que les supondría un nuevo terremoto político, con las renuncias, juicios y vaya a saber qué más que podría desatar un caso con tantas ramificaciones».

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