Internacional

Donald Trump, condenado a pagar 355 millones por engañar a prestamistas

El ex presidente de Estados Unidos les presentaba contabilidad maquillada para mostrar mayor solvencia de la que tenía

El ex presidente Donald Trump ha sido condenado este viernes a pagar 354,9 millones de dólares en multas por haber maquillado su patrimonio neto para engañar y presentar mayor solvencia a los prestamistas, representando un nuevo revés legal que pone en peligro su imperio inmobiliario.

Trump, favorito en las encuestas en las elecciones presidenciales de noviembre, no tendrá que pagar el dinero de esta multa de forma inmediata, ya que ha prometido que apelará la decisión del juez.

El ex presidente de Estados Unidos, que ha construido su reputación como titán inmobiliario, también ha sido inhabilitado para ejercer como directivo o consejero de cualquier empresa de Nueva York o solicitar préstamos a bancos durante tres años.

Sus hijos mayores, los vicepresidentes ejecutivos de la Organización Trump, Donald Trump Jr. y Eric Trump, han sido condenados también a pagar cuatro millones de dólares cada uno y se les ha prohibido además ser directivos de empresas neoyorquinas durante dos años. El ex director financiero de Trump Allen Weisselberg ha sido condenado a pagar un millón de dólares.

En total Donald Trump y sus allegados han sido condenados a pagar un total de 364 millones de dólares. En realidad, la cantidad se eleva a 450 millones, sumando los intereses. El juez se ha retractado de una sentencia anterior que habría disuelto las empresas del ex presidente. Pero si se confirma el veredicto, obligará a una reorganización en la cúpula de la empresa.

La fiscal general de Nueva York, la demócrata Letitia James, ha indicado que «se ha hecho justicia» y ha calificado el fallo como «una tremenda victoria para este estado, esta nación y para todos los que creen que todos debemos jugar con las mismas reglas, incluso los ex presidentes».

«Ahora, Donald Trump finalmente se enfrenta a la rendición de cuentas por sus mentiras, engaños y fraudes. Porque no importa lo grande, rico o poderoso que creas que eres, nadie está por encima de la ley», ha afirmado Letitia James.

Como se ha indicado anteriormente, los abogados de Trump han prometido apelar. Su representante legal Alina Habba ha calificado el veredicto de «injusticia manifiesta» y «culminación de una caza de brujas de varios años alimentada políticamente». El abogado de Trump, Christopher Kise, ha señalado que el resultado es «draconiano e inconstitucional».

La demanda acusaba a Trump y a los condenados de inflar sistemáticamente su situación financiera para crear la ilusión de que sus propiedades eran más valiosas ante los prestamistas, según la Fiscalía de Nueva York, hasta en 3.600 millones.

Al parecer más rico, Trump se benefició de mejores condiciones de préstamo, ahorró en intereses y fue capaz de completar proyectos que de otro modo no podría haber terminado, según ha demostrado la Fiscalía de Nueva York, la cual ha interpuesto la demanda.

Incluso antes de que comenzara el juicio, el juez Arthur Engoron dictaminó que la fiscal general de Nueva York había demostrado que la documentación sobre la situación financiera de Trump era fraudulenta. Entonces, el juez ordenó que algunas de las empresas de Trump fueran disueltas. En esa sentencia anterior, a la que se ha hecho referencia con anterioridad, el juez ya determinó que, entre otros, en los estados financieros de Trump se había afirmado erróneamente que su ático de la Torre Trump era casi tres veces mayor que su tamaño real. También que se había sobrevalorado su finca Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, basándose en la idea de que la propiedad podría desarrollarse para uso residencial, a pesar de que se había renunciado a los derechos para este tipo proyecto.

Trump, uno de los 40 testigos que ha declarado en el juicio, aseguró que sus estados financieros en realidad subestimaban su patrimonio neto. «No hubo ninguna víctima. No hubo nada», declaró Trump en noviembre.

Durante el juicio, Trump calificó al juez de «extremadamente hostil» y a la fiscal general de «pirata político». En una diatriba de seis minutos durante los alegatos finales en enero, Trump proclamó que «soy un hombre inocente» y calificó el caso de «fraude contra mí».