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La carta secreta de Santos a las FARC: «No hagan caso a lo que diga en público, quiero hacer la paz»

Cumplía exactamente un mes en el Palacio de Nariño y, de su puño y letra, Juan Manuel Santos escribió en su despacho la carta más importante de su vida. «No le ponga cuidado a lo que diga en público acerca de ustedes […], sólo crean que estamos proponiendo dialogar secretamente». Era el presidente de un Estado democrático el que se dirigía en esos términos a los jefes de un grupo terrorista con más de cinco décadas de asesinatos, extorsiones y secuestros a sus espaldas. Era el presidente de la República de Colombia implorando a Alfonso Cano y a Pablo Catatumbo, los líderes de las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Juan Manuel Santos llegó a la Presidencia de Colombia jurando lealtad a los principios de su antecesor en el cargo y mentor, Álvaro Uribe, la política de seguridad democrática que había debilitado a los narcoterroristas de las FARC hasta límites nunca imaginados. Sin embargo, tenía urdido un plan secreto que activó al mes de tomar posesión.

El próximo día 26 de septiembre, Cartagena de Indias será el escenario de la firma solemne del acuerdo Santos-Timochenko, negociado desde hace seis años en La Habana entre el Gobierno colombiano y los teroristas. Un pacto que consagra «la impunidad y la entrega del país a la narcoguerrilla», según el hoy senador Uribe. El ex presidente, que defiende el NO en el plebiscito convocado para validar ese acuerdo ya alcanzado con las FARC, siempre ha acusado a su sucesor de «traidor, mentiroso y manipilador». Esta carta que hoy reproducimos parece darle la razón.

Alfonso Cano, líder terrorista de las FARC en 2010.

La misiva secreta de Santos iba dirigida a los líderes terroristas Pablo Catatumbo y a Alfonso Cano. El texto no tiene desperdicio y demuestra el interés del presidente Santos desde el primer día de su mandato en entablar conversaciones con la dirección de la narcoguerrilla y, así, traicionar el legado de su predecesor, Álvaro Uribe.

(Reproducimos a continuación un extracto de la carta secreta de Juan Manuel Santos a los jefes de las FARC. Si quiere leerla completa pinche sobre la imagen)

Extracto de la carta enviada por Santos al líder de las FARC el 7 de septiembre de 2010.

 

Según informa la web colombiana Las 2 Orillas, la misiva se envió de mano de Henry Acosta, quien había sido uno de los negociadores en el pasado con las FARC de parte del Gobierno y que se había ofrecido a Santos para retomar los contactos cuando éste ya había ganado en las urnas pero no tomado posesión. Todos los detalles los desvela en su reciente libro el propio Acosta. La obra, con el pretencioso título de El hombre clave, desgrana los pasos llenos de obstáculos que dio para hacer llegar los mensajes secretos de santos a los terroristas.

Pero es la fecha de la carta la que es relevante. Era el 7 de septiembre del año 2010, sólo 31 días después de que Santos hubiera tomado posesión del cargo.

Juan Manuel Santos había ganado las elecciones como candidato del Partido de la U subido a la ola de popularidad de Uribe, quien había terminado con los dos mandatos que constitucionalmente podía permanecer en el poder. Y fue elegido, tras haber sido su ministro de Defensa, como adalid de la política de seguridad democrática que había debilitado a las FARC reduciendo sus hectáreas de cultivo de coca y su productividad entre un 40% y un 60%, según distintas fuentes, a base de persecución personal a los líderes narcoterroristas, erradicación manual de las plantaciones y fumigación aérea de las hectáreas dedicadas a la planta precursora de la cocaína.

Hectáreas dedicadas al cultivo de coca en Colombia, según la ONU.

La respuesta de uno de los dos jefes terroristas colombianos se hizo esperar. Pablo Catatumbo quiso demostrar su poderío dejando al presidente más de un mes con las ganas de conocer la contestación a su oferta secreta. Y al enviarla, el jefe de las FARC quiso valorar el detalle de Santos de “haber designado a su hermano Enrique  para los contactos iniciales». En opinión del narcoguerrillero, «eso evidenciaba compromiso”, y propuso como escenario del primer encuentro secreto Venezuela o Cuba.

Santos, presidente de Colombia, el dictador cubano Raúl Castro y el terrorista Timochenko, líder de las FARC. (AFP)

Ambos países, dictaduras con diferentes formas y tradición pero igual satrapía totalitaria, se terminaron por conformar como claves en el proceso. La Habana acogió las conversaciones en las que los representantes del Gobierno de Santos y los del mayor cartel de cocaína (y armado) del mundo se han reunido desde 2012. Y Caracas se ha erigido en uno de los garantes del proceso.

Reproducimos a continuación un extracto de la carta secreta del terrorista Pablo Catatumbo al presidente Santos. Si quiere leerla completa pinche sobre la imagen.

Extracto de la carta enviada por Pablo Catatumbo al presidente santos el 15 de octubre de 2010.

 

En su carta, Catatumbo apuntaba que las razones del retraso en su respuesta había que buscarlas en «el vil asesinato del Mono [antiguo jefe de la narcoguerrilla], que como tú sabes, era mi gran amigo». Al Mono Jojoy, abatido el 22 de septiembre de ese 2010, se le atribuían infinidad de delitos: al menos 105 acciones terroristas como emboscadas, asaltos, secuestros de personas y de aviones, sabotajes y atentados contra oleoductos, coches bomba y la autoría intelectual de asesinatos selectivos e indiscriminados contra civiles, políticos, militares y policías.

Pablo Catatumbo, líder terrorista de las FARC en 2010.

Fue la penúltima gran acción militar de Juan Manuel Santos contra un líder guerrillero hasta la caída de Alfonso Cano, en noviembre de 2011. En adelante, la presión contra las FARC caería y los narcoterroristas comenzaron a estabilizarse en sus zonas ocupadas, a fortalecer su dominio y extorsión territorial y a recuperar terreno de cultivo de coca.

Todo empezó con la llegada de Santos al poder

Juan Manuel Santos había logrado la nominación del Partido de la U para la candidatura presidencial tras la caída en desgracia de Andrés Felipe Arias. Este economista fue ministro de Agricultura hasta febrero de 2009, cuando renunció para postularse. Pero a los pocos meses comenzaron a filtrarse a la prensa acusaciones contra él que ponían en franca dificultad su carrera política: se le señalaba por haberse beneficiado de subvenciones ilegales en sus latifundios y por firmar contratos de manera irregular.

Juan Manuel Santos, en su toma de posesión como presidente, el 7 de agosto de 2010, con Uribe al fondo.

La campaña de Arias colapsó y fue entonces, en los primeros días de 2010, cuando Santos lanzó su candidatura y fue ungido sucesor de Uribe en el Partido de la U. Curiosamente, y tras dos años de cárcel preventiva, y una huida a EEUU con petición de asilo incluida, todas las acusaciones contra Arias se han demostrado infundadas y ha quedado exonerado a falta de una resolución firme, que lo mantiene retenido en Estados Unidos.

Así, una vez que Santos llegó al poder todo su proceder cambió. Aún mantuvo su discurso, y de este modo, en la alocución solemne pronunciada en su toma de posesión, su antecesor Álvaro Uribe sólo pudo sentirse honrado con las palabras institucionales de su heredero: «¡Gracias, gracias, mil veces gracias, presidente Uribe, por dejarnos un país donde es posible hablar de progreso […] y es posible hablar de paz!», dijo emocionado Santos. «Hoy recibo ese legado con humildad y respeto, y proclamo que […] tal como lo prometí en mi campaña, avanzaremos desde la seguridad democrática hacia la Prosperidad Democrática».

Con razón Juan Manuel Santos le decía a Alfonso Cano que no hiciera caso de sus declaraciones públicas. De esas palabras elogiosas para con Uribe a la carta secreta a los terroristas Cano y Catatumbo pasó únicamente un mes, lo cual demuestra que el plan ya estaba urdido.