Internacional
ENTREVISTA CON ALBERTO FURMANSKI | EMBAJADOR DE COLOMBIA EN ESPAÑA (I)

Alberto Furmanski: «¿Nobel de la Paz para Santos y Timochenko? No era el objetivo, pero… ¡ojalá!»

Han sido 52 años de asesinatos, extorsiones y secuestros; de violaciones, reclutamiento y desapariciones de niños. Más de cinco décadas con más de 200.000 muertos y unos 60.000 desaparecidos; con más de ocho millones de desplazados y un Estado, el colombiano, que no estaba presente en todo su territorio. Porque lo dominaba un grupo narcoterrorista, las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ahora, quizá sea verdad, eso puede estar acabando. Al menos, eso debe de significar el texto de 297 páginas que el próximo domingo se somete a plebiscito en Colombia.

Por lo pronto, este lunes se ha ceremoniado un acto solemne con la firma de los acuerdos entre el presidente de la República, Juan Manuel Santos, y el líder terrorista, Rodrigo Londoño, alias Timoleón Jiménez o Timochenko… La firma, antes de la votación ha sido criticada por Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, los dos últimos ex presidentes del país. Consideran que ha sido un ‘happening’ electoral a favor del SÍ, abusando de la buena voluntad de los dirigentes mundiales y de los impuestos de todos los colombianos.

Los firmantes, el Gobierno y las FARC, llaman «el fin de la guerra» a estos 52 años de conflicto que ahora pueden acabar; los detractores del texto acordado el pasado 24 de agosto y firmado este lunes 26 de septiembre en Cartagena de Indias, llaman «rendición del país a la narcoguerrilla» a este cambio de condiciones que «sólo traerá más violencia». OKDIARIO ha llamado al embajador de Colombia en España, Alberto Furmanski, para que nos explique el escenario de la «nueva Colombia».

Pregunta.–¿Qué significa este acuerdo?

Respuesta.– Es el fin de la guerra entre las FARC y el Estado colombiano, así es.

P.– ¿La otra guerrilla que queda en su país, el ELN, se sumará al pacto?

R.– Yo pienso que el ELN está muy próximo a entrar en algún acuerdo. Ellos tienen un marco hablado y, con un poco de buena voluntad de su parte soltando a unos secuestrados que tienen, el Gobierno ya esta listo para sentarse con ellos.

P.– ¿Ya se puede hablar de postconflicto, de una Colombia pacificada?

R.– La Colombia pacificada nosotros la estamos viendo desde hace ya tiempo, cuando la guerrilla hizo un cese al fuego unilateral y, posteriormente, el Gobierno suspendió los bombardeos contra sus campamentos. La cifra de víctimas disminuyó notablemente. Con la firma de este lunes, ese pacto se sella.

P.– El líder terrorista Timochenko dio un discurso durante la ceremonia de Cartagena en el que criticó «las irregularidades en educación y sanidad que han enriquecido a las élites». Pero era la propia existencia de las FARC la que favorecía esa corrupción de la que los guerrilleros se han enriquecido…

R.– En mi opinión, el discurso del líder de las FARC fue bastante conciliador. Nunca antes habíamos visto al jefe máximo de la guerrilla pedir perdón al país por las acciones y por el dolor que hayan podido causar. Ése el punto más importante. Y, definitivamente, el resto del discurso tuvo un contenido político, en el que hacía alusión a mejorar los niveles de miseria que tiene el país. Y eso es lo que está tratando de hacer el Gobierno desde su comienzo. Así que estamos andando para el mismo lado.

P.– Pero el texto, de 297 páginas, no exige a las FARC la entrega de los miles de millones de dólares amasados con el narcotráfico. Es como si no hubiera equilibrio…

R.– No comparto su apreciación. Durante las negociaciones, las FARC se comprometieron a ayudar a reparar a las víctimas y a la no repetición del conflicto. E igualmente, a entregar las armas… ¿Tienen dinero? Ellos han dicho que no. Si lo tuvieren –probablemente, lo tengan y nadie sabe donde está–, en el momento en que el Estado colombiano lo perciba, si está a su alcance, lo decomisará. No lo podrán usar para efectos políticos, porque finalmente han aceptado las reglas del Estado colombiano.

P.– Bueno, las reglas son distintas para ellos. Se les entregan estaciones de radio, escaños en el Parlamento, se crea una guardia personal para su seguridad…

R.– Sólo por dos periodos se les da una garantía de cinco escaños en el Senado y de cinco más en la Cámara. Todo lo más que consigan, es cuestión de que convenzan al pueblo colombiano de sus ideas. Cinco escaños en el Congreso colombiano no es una cifra representativa, es lo que tiene el partido más pequeño. Y en otras ocasiones, cuando la constituyente [1989], en el arreglo con el M-19 se les dieron más escaños [N. R.: finalmente, no fue así, porque el congreso lo rechazó]. No me parece una entrega desproporcionada, sino un poco de oxígeno para que puedan iniciar su gestión política.

P.– ¿Está comprando votos el presidente Santos ofreciendo inversiones a cambio del SÍ? La semana pasada, en Barranquilla, lo dijo él explícitamente

R.– Yo, desafortunadamente, no he escuchado esa frase. Pero el presidente sí está ofreciendo inversión en infraestructuras cono nunca antes se ha hecho en el país. El programa es tan ambicioso que estamos sorprendidos y emocionados. El país necesita autopistas, puentes, canalización de los ríos, puertos… es algo en lo que Colombia tiene un atraso de muchísimos años. Así que si esto es convencer a un país con un sí a cambio de inversiones, pues por favor, que lo sigan haciendo.

P.– En otros grandes conflictos se ha reconocido con el Nobel de la Paz a las personas que han personificado los esfuerzos para la paz. ¿Cree usted que Santos y Timochenko lo merecen?

R.– Yo no sé cuáles son los requisitos para este premio. Pero sí le garantizo que el acuerdo lo que busca es solucionar un conflicto de 52 años. Si esto le trae unos premios al presidente, pues lo veremos. Pero le puedo asegurar que no era el motivo de este esfuerzo. ¿Que llegan el Nobel de la Paz como consecuencia? No sé, pero… ¡ojalá!

P.– La presidenta del Constitucional ha dicho este martes que la entrega de las armas tiene que ser antes del plebiscito de este domingo. Pero las FARC exigieron seis meses, ¿hay riesgo de que las FARC crean que el Estado no cumple o de que se retrase el plebiscito?

R.– Los acuerdos dicen claro que la entrega de las armas es escalonada en seis meses. El plebiscito será el domingo. Si gana el SÍ, entonces el elector primario es el pueblo, y eso es superior a cualquier otra decisión. El proceso quedaría blindado jurídicamente. Mire, el presidente no estaba obligado a presentar este acuerdo al pueblo. Pero él ha querido que haya una legitimidad mayor. En cuanto a las armas, yo creo que las FARC están siendo honestas. Y esperamos que el proceso culmine adecuadamente.

P.– ¿Me dice que lo que vote el pueblo está por encima del Constitucional? Mire que ese tribunal ya dijo que la pregunta del plebiscito no era legal

R.– Yo no soy abogado pero, como yo lo entiendo, el poder más grande lo tiene el pueblo y si se expresa a través de un plebiscito, yo creo que esto es lo máximo que se puede lograr. Le doy un ejemplo: en El salvador, hace 20 años, se celebró un proceso de paz con amnistía. Recientemente, han decidido que esa amnistía ya no vale. Y han entrado en un lío jurídico tremendo… ¡pasados 20 años! Yo creo que si esta refrendación sale como me he expresado, jurídicamente queda superado el tema. Pero técnicamente, que lo digan los abogados.

P.– Esa seguridad jurídica es clave, porque si en las próximas elecciones gana un partido contrario a este proceso, como el Centro Democrático del ex presidente Uribe…

R.– Yo tengo toda la confianza en que los asesores jurídicos de este proyecto y el Gobierno tienen esto bastante claro. Y el plebiscito está por encima de cualquier otra decisión.

P.– Este mismo lunes, la UE ha retirado a las FARC de la lista de organizaciones terroristas, pero Estados Unidos se ha negado. ¿Qué opinión le merece este contraste?

R.– Cada región tiene un orden jurídico diferente y cada uno es soberano en sus decisiones. EEUU es un país que nos ha apoyado muchísimo desde la creación del Plan Colombia hace 25 años y luego en el proceso de paz. Que el secretario Kerry fuera a Cartagena es un gesto de muy buena voluntad.

P.– Oiga, ¿y si gana el NO? ¿Lo tienen previsto?

R.– No sé en las cuentas de quién puede estar previsto, en las mías gana el SÍ. No está en la agenda de nadie. Habra votos por el NO, pero el SÍ lo superará ampliamente.