Historia
África

Bokassa I fue el último emperador africano antropófago y amante de los diamantes

Bokassa I ha saltado a la actualidad informativa debido a la muerte del expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing.

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Bokassa I ha saltado a la actualidad informativa debido a la muerte del expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing. La revista “Le Canard enchaîné” filtró los regalos que Bokassa como emperador demuestro le realizaba a Giscard a finales de su mandato. Según este medio a finales de los años 70 el presidente francés recibió diamantes durante sus visitas oficiales a la Republica Centroafricana. Fue tal la indignación de los franceses al descubrir este trato de favor que Giscard d’Estaing se quedaría sin poder repetir mandato. El motivo no es otro que haber mantenido tratos de favores con el que se considera el último emperador africano, Bakossa el antropófago.

Un golpe de estado fue capaz de crear un imperio

La historia de Bokassa empieza con un golpe de estado. La republica centroafricana había vivido un proceso de independencia un tanto convulso, el propio Bokassa seguía teniendo la nacionalidad francesa. Este hombre que había luchado para hacerse con el poder de su país, se consideraba un Napoleón, en él se había inspirado para crear ese misticismo que los dictadores poseen. Además, había recibido esos aires de imperio, de grandeza y de ser la persona elegida para cambiar el mundo, que solo él era capaz de ver.

Este amante de la cultura francesa no molestó inicialmente a Francia, al contrario. Permitió se alzará con el poder y que unos meses después, ocupará el cargo de forma vitalicia por decreto. Su reino sería como el del mismo Napoleón solo caería cuando lo hiciese él, estaría unido al poder de por vida o al menos eso es lo que pretendía. Desde 1972 ya se había autorproclamado emperador.

Bokassa era, inicialmente, muy amigo de los franceses

Para poder mantenerse en el cargo Bokassa sabía que debía llevarse especialmente bien con los franceses. Su ejercito vigilaba la zona y este dictador les caía en gracia. Al propio Charles De Gaulle lo llamaba ‘Papá’ de forma cariñosa cada vez que llegaba al país de visita oficial. En estos días se estrechó la relación con un poderoso ministro de Finanzas. Valéry Giscard d’Estaing, el que sería presidente de la república francesa, era entonces un ministro apasionado de la caza de animales. Viajaba con regularidad a la República Centroafricana para disfrutar con su amigo Bokassa de largas jornadas de cacería.

Toda esta labor social del dictador Bokassa hacía que los franceses pasasen por alto sus excentricidades. El pueblo vivía sometido a los designios de un autoproclamado dictador que se había ganado los favores de Francia, ese lugar lejano del que se habían independizado, pero aún mantenían ciertos vínculos poderosos. Cuando este emperador decide empezar a hacer la suya, contra sus aliados y grandes amigos franceses, se empieza a torcer la situación, sale a la luz su peor cara. La intervención de Francia impidió que se mantuviera en el poder durante más tiempo.

Las excentricidades de Bokassa: Prohibía tocar tambores y comía humanos

Bokassa era un dictador africano dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder. Era capaz de ejecutar a los opositores públicamente para extender el miedo entre los que no pensaban como él. Decretaba medidas absurdas que convirtieron a esta república africana en la primera que prohibía tocar tambores a algunas horas del día.

Además de esta manía con la música de los tambores tenía unos gustos muy especiales en todo lo que se refiere a comida. Decían los habitantes de este país que: “todo el mundo temía la cárcel o la nevera del emperador”. Su antropografía era una cualidad que todos conocían, menos sus amigos franceses que no tardaron en darle la espalda.

El miedo común de su pueblo: acabar en la nevera del emperador Bokassa

El emperador Bokassa se exilió a costa de Marfil, cuando se descubrió su verdadera cara, las tropas francesas apoyaron a los opositores para hacer caer este régimen del terror que había creado de la nada. Al salir de su palacio encontraron lo que parecía un secreto a voces, en la nevera había varias partes de ser humano que habían sido usadas en los infinitos banquetes del emperador.

Había preparados para comer cuatro cadáveres que les faltaban las manos y los pies y tenían abiertas las entrañas para poder extraer las partes que más gustaban al emperador. Estos hechos quedaron como una anécdota en su historia. Este hombre consiguió el poder como el mismo Napoleón, le siguieron adorando y tratando como un emperador, lejos de su zona de influencia.

Bokassa fue coronado como un rey occidental con todos los honores y vestido para la ocasión. Esas imágenes quedarán para siempre, hoy ha muerto uno de sus grandes amigos. El que fue presidente de Francia y mantuvo el contacto pese a haberse demostrado los crímenes del dictador. El negocio de los diamantes mantuvo el amor por el lujo y la buena vida, intactos. Intentó volver a su país como Emperador, pero fue detenido y condenado, salió libre de cualquier cargó en 1993, murió poco después en 1996.