España
Independentismo en Cataluña

Sánchez promete a JxCAT permitir la vuelta de Puigdemont antes de las elecciones catalanas

De ganar las próximas elecciones catalanas, si volviera a España, Carles Puigdemont podría volver a ser investido presidente de la Generalitat.

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

El Consejo de Ministros dará luz verde durante la primera quincena de octubre a la reforma del delito de sedición. Fue una promesa electoral de Pedro Sánchez y un compromiso con los principales partidos separatistas, JxCAT y ERC, como paso previo a desescalar la tensión institucional entre la Generalitat y el Estado. Entre las promesas a los independentistas, en concreto a JxCAT, está la vuelta de Carles Puigdemont a España con total libertad de movimientos. Junts, hace unos días, rectificó su postura inicial y se abre ahora a negociar los Presupuestos.

El grupo parlamentario socialista ha trasladado a Junts per Catalunya, en los contactos que ha mantenido en los últimos días, que el Gobierno se apresurará en reformar el delito de sedición para que la reforma esté en vigor antes de las elecciones catalanas, que todo indica se celebrarán entre enero y marzo del año que viene. La modificación legal, con carácter retroactivo, anulará parte de la condena de los golpistas que se encuentran cumpliendo penas de entre 9 y 13 años de prisión, entre ellos Oriol Junqueras o Jordi Sánchez, y facilitará el retorno de los fugados Carles Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig, Anna Gabriel y Marta Rovira sin ser acusados por el delito de sedición.

En el caso de Puigdemont, al no estar inhabilitado para ocupar cargo público como sí lo está Junqueras (al haber sido condenado por malversación), en el caso de ganar las elecciones catalanas y encontrarse en territorio nacional gracias a esta treta del Gobierno Sánchez podría optar a presidir de nuevo la Generalitat. Al estar físicamente en Cataluña, y hasta que no tenga una sentencia firme que le inhabilite, el líder de Junts per Catalunya podría acudir presencialmente al Parlament para ser investido. Incluso si estuviera en prisión provisional por el delito de malversación. Un extremo que, según fuentes de las negociaciones, se intentaría evitar mediante la posición de la Fiscalía.

A finales del próximo mes de octubre hará tres años que el ex presidente de la Generalitat se fugó a Bélgica para no tener que dar explicaciones ante la Audiencia Nacional sobre su papel en el golpe separatista del 2017. Desde entonces no ha podido pisar suelo español pese a que lo ha prometido en distintas ocasiones. En cada campaña electoral en la que ha sido candidato, como las elecciones al Parlament de aquel mismo año o las elecciones europeas del año pasado, prometió a los votantes que volvería a Cataluña si ganaba los comicios. Lo más cerca que ha estado del territorio nacional ha sido a poco más de 30 kilómetros, en la frontera con La Junquera, en un mirador que le permitió ver la comunidad autónoma que presidió en la lejanía.

Aunque como eurodiputado goza de aforamiento, lo que hizo decaer la euroorden activada contra él y le permite viajar por todos los países de Europa, no ocurre lo mismo con España. El Tribunal Supremo mantiene activada la orden de detención y entrega en territorio nacional para rendir cuentas por los delitos de sedición y malversación de fondos públicos. Con la reforma del primer delito que el Gobierno socialcomunista impulsará en las próximas semanas, en caso de volver a España Carles Puigdemont sólo podría ser procesado por un delito de malversación, cuyas penas son muchos menores e incluso pueden librarle de la entrada en prisión.

Desde que se fugó a Bélgica, estableciendo finalmente su residencia en Waterloo, a 30 kilómetros de la capital comunitaria, sus movimientos han sido muy limitados. Su equipo jurídico ha revisado uno por uno todos los viajes que ha realizado al extranjero. Hay países, como Francia, que hasta que no ha logrado el aforamiento como eurodiputado se ha negado a visitar. Hasta el punto que se acercó a escasos minutos de Estrasburgo, durante el acto de apertura de la legislatura europea donde debía recoger su acta, por miedo a ser detenido. Se esperó en territorio alemán donde había sido detenido con anterioridad, mientras volvía en coche desde Suecia. Los tribunales alemanes descartaron su extradición y le dejaron en libertad.