España
Inmigración ilegal

Rabat vuelve a desafiar a Sánchez: 2.000 subsaharianos se preparan para asaltar la valla de Melilla

Van tres asaltos en diez días a la valla de Melilla. El primero se produjo el pasado 12 de julio, otro el 14 y el de la pasada madrugada es el último… hasta el momento, porque todas las Fuerzas de Seguridad tienen claro que antes o después se producirán nuevas violaciones de la frontera española. Hay dos mil subsaharianos en los montes de Nador esperando su momento, un despiste de los policías marroquíes, bastante frecuente, y descubrir los puntos débiles del vallado, que están bastante claros, los 4 kilómetros de los 13 de la frontera que están sin protección y donde son los propios guardias quienes hacen de muro humano.

Si en algo coinciden todas las asociaciones profesionales de la Guardia Civil es en la necesidad de disponer de un mejor el uso de la fuerza por parte de los agentes al servicio en la frontera y de la falta de efectivos. Por ejemplo, este lunes sólo había un grupo de 20 agentes para contener a 300 inmigrantes, lo que a todas luces es insuficientes.

Agustín Leal, secretario de Jucil, explica a OKDIARIO que «primero quitaron las concertinas con Zapatero, luego las pusieron de nuevo y las volvieron a quitar sustituyéndolas por unas barras o varillas que supuestamente impedirían los saltos, pero por lo visto no es así. El problema real es que desde el otro lado, no se hace todo lo posible por impedirlo, lo que supone un claro chantaje a España y a nuestra soberanía. Mientras, este Gobierno sigue dando jeeps de última tecnología y más de 90 quads a la policía marroquí y no están por la labor de defender nuestra soberanía. Nuestro Gobierno es débil y lo paga el guardia de a pie».

Los ganchos y zapatillas que han dejado los subsaharianos a su paso.

El problema para Pedro Carmona, portavoz de AUGC, es que «son los propios compañeros quienes hacen de contención en la frontera porque en un tramo de casi cinco kilómetros no hay obstáculos, los guardias no sólo son agredidos con piedras o garfios de hierro empleados para escalar la valla sino que una vez que logran sortear el perímetro se lanzan sobre los agentes buscando el cuerpo a cuerpo y así facilitar a otros migrantes el salto.

Es necesario incrementar el número de efectivos en la zona como la instalación de cámaras detectoras de movimiento para detectar intrusiones. También es necesario que en todo el perímetro fronterizo se disponga de vallado con peine invertido, ya que en la actualidad no todo el perímetro está cubierto por vallado. Reclamamos a Grande Marlaska que actúe de inmediato y preserve la seguridad y estabilidad en esta zona fronteriza».

Algunos inmigrantes que saltaron esta mañana.

Así es, en este último salto se calcula que de los 300 que lo han logrado andan por Melilla campando a sus anchas 238 que han sido dirigidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.

Otro de los problemas añadidos es que el Ministerio del Interior ha trasladado el grupo de USECIC (Unidad de Seguridad Ciudadana) de la Guardia Civil de Valencia a Melilla tras los últimos saltos y ha dejado sin la protección de este grupo, creado por agentes especializados en respuesta rápida, a la ciudad del Túria.

Ahora los inmigrantes deberán realizarse pruebas de PCR y guardar cuarentena durante unos días en previsión de que tengan o transmitan el COVID. Mientras tanto, en Ceuta todavía quedan inmigrantes de los que saltaron la frontera en mayo creando una de las mayores crisis internacionales con Marruecos del gobierno de Pedro Sánchez. La Guardia Civil de Ceuta dedica gran parte de sus esfuerzos en que estos subsaharianos no se cuelen en el barco que recoge a diario la basura de Ceuta o en los ferrys que van con destino a Algeciras.

El balance de este nuevo salto es de tres guardias heridos, dos de manera grave tras ser agredidos con ganchos y otro con heridas leves. Este jueves es la  celebración de la Pascua islámica, el Aid el Kebir o Pascua del Sacrificio, que comenzó este miércoles 21 de julio y cuyos festejos suelen durar tres días. Estas fechas son aprovechadas por los subsaharianos con la esperanza de que la presencia policial sea menor en Marruecos.