España

Por qué y cómo Sánchez recibió en España a la vicepresidenta de Maduro

Empiezo con el testimonio de un piloto que, por razones de presencia, conoce a la perfección, puntualmente, lo que ocurrió en Barajas en la noche del domingo 19 al lunes 20 de este mes. Escribe: “El vuelo de la vicepresidenta de Maduro tenía una llegada a las 23.50 de origen el aeropuerto de Maiquetía, en Venezuela. Viajaban seis personas, entre ellas Delcy Rodríguez. Se montó desde el primer momento una “operativa” (sic) con la Policía Nacional para detenerla. Había en la sala de espera de vuelos privados gente de su entorno que pusieron en aviso al Gobierno. A las 00.15 llegó el ministro. Ábalos dio instrucciones a los jefes de la Policía para que no la detuvieran, pasó a las 00.30 horas hacia “zona aire” (sic) del aeropuerto y se fue al avión para impedir que la detuvieran. Estuvo con ellos unos 45 minutos dentro del avión y luego les bajaron y les llevaron a las instalaciones de vuelos privados, donde les hicieron pasar a una sala VIP y estuvieron allí toda la noche. El ministro se fue a eso de la 1.45 y Delcy Rodríguez estuvo toda la noche en la sala VIP teniendo una custodia de la Policía Nacional para que no entrara nadie. A las 7.40 pasaron ella y otra persona con la Policía Nacional a un avión privado a la T4 con destino Dubai y luego se iban a Turquía”.

El testimonio de este testigo, absolutamente privilegiado, acredita, de entrada, dos detalles nada nimios. Uno: ¿puede un ministro del Gobierno mandar que no se detenga a una persona?. Dos: Ábalos no sólo estuvo reunido con la vicepresidenta del sátrapa Maduro en el interior del avión, sino que también permaneció en una sala VIP. Según aseguran por otro lado a este columnista personas de nacionalidad  venezolana que han estado con Guaidó en Madrid, el presidente encargado de Venezuela ha hecho saber “a quien corresponda” su extrañeza porque la señora Rodríguez, aparte de permanecer durante todas estas horas en suelo español, su avión sobrevolara el espacio aéreo de nuestro país ya que ambos sucesos están prohibidos por la “doctrina Schengen” que reina en todos los estados de la Unión Europea. Al parecer, Guaidó sigue sin recibir respuesta a este denominada gentilmente “extrañeza”. Desde luego, la ministra de Exteriores española no le hizo la menor referencia al incidente.

El Gobierno español, por lo demás, ha filtrado que el avión de Rodríguez era “territorio” venezolano. Falso; se trataba de un avión con matrícula turca. También fuentes del PSOE, no de estricta obediencia a Sánchez desde luego, indican que el organizador de este chusco pero intencionado episodio no fue otro que Pablo Iglesias que pretendía, y pretende, una aproximación de “su” Gobierno al régimen de Maduro ahora que están a punto de desvelarse las millonarias subvenciones con que Chávez, y después Maduro, y otro regímenes bolivarianos de Iberoamérica regaron a los promotores de Podemos. De estas aportaciones económicas -esto es lo curioso- tenían perfecto conocimiento los Servicios de Inteligencia españoles, del Centro Nacional que envió a varios agentes activos a Venezuela. Uno de estos agentes ofreció desde el primer momento de su estancia allí información al CNI que entonces gobernaba Sanz Roldán.

En 2012, según nos contó a este cronista y a otro colega periodista, uno de los agentes que fue relevado de su misión hizo una declaración confidencial que depositó en una notaría. Y desapareció. Nunca más se volvió a saber de esta persona. No es extraño pues que Iglesias y ahora Sánchez no tengan el menor interés en que se descubran todos estos pormenores. De aquí, el acercamiento al Gobierno ilegal de Maduro al que España tiene enfadado por el reconocimiento de Guaidó. Todo un manto de oscuridad, falsedades y contradicciones se ha tejido para encubrir la más que segura negociación que sostuvo Ábalos con la citada Rodríguez. Es de esperar sin embargo que de esta tramoya inmoral Sánchez no salga, como de costumbre, incólume.