El PSOE tacha las cuentas de «ridículas» y no deja que Podemos participe en su enmienda a la totalidad
El portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, calificó este martes los Presupuestos del Gobierno de «rácanos y ridículos». El dirigente realizó un discurso para abrir la reunión del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso apostando por unos «Presupuestos alternativos» insistiendo en la enmienda a la totalidad que realizará su grupo a las cuentas públicas.
Dirigentes de Podemos lamentaron este martes en los pasillos del Congreso que los socialistas no hayan querido participar conjuntamente en la enmienda a la totalidad a las cuentas públicas. «Se lo expusimos amablemente y nos dijeron que no y que lo harían como siempre lo han hecho: solos», comentan las fuentes consultadas.
Para la dirección del PSOE, solo por el «gasto ridículo» que prevén las cuentas presentadas por el Gobierno para políticas sociales los socialistas no pueden apoyarlas, ya que «quienes se han apretado el cinturón no van a poder desapretárselo ni siquiera mínimamente, ahora que hay una incipiente recuperación».
Jiménez, que analizó el proyecto presupuestario en una intervención ante el grupo socialista del Congreso, ha dicho que es una «oportunidad perdida para España» y que, aunque de Rajoy ya no esperaban «nada ni bueno ni nuevo, se ha vuelto a superar».
Los socialistas sostienen que las cuentas de 2017 «perjudican directamente a más de doce millones de personas, entre ellos a los funcionarios y los pensionistas, mientras que «benefician a los que más tienen y menos necesitan».
Tras calificar los presupuestos presentados de «decepcionantes», el portavoz de la gestora ha acusado al Gobierno de seguir «racaneando y recortando al conjunto de la clase media y trabajadora» y ha recordado que el PSOE tiene una «propuesta alternativa» dirigida a reducir la desigualdad y apostar por el empleo de calidad, justo los contrario que hacen estos presupuestos».
Sostuvo también que son unas cuentas «sin credibilidad» y «condicionadas por una pésima política económica», que sitúan la inversión en infraestructuras en «la mitad de lo que invirtió el último Gobierno socialista en 2011».