Objetivo del Gobierno: que las urnas no lleguen a los colegios para que no pueda haber escrutinio
«El domingo se votará, la gente lo podrá hacer desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche», ha asegurado el portavoz del gobierno golpista Jordi Turull. Pero para que eso sea así no basta con el golpe de efecto que el Govern ha pretendido este viernes presentado el modelo de las urnas, un contenedor de plástico opaco fabricado en China.
Para que los 5,3 millones de catalanes llamados a las urnas puedan votar, la Generalitat debe lograr un éxito logístico previo: que las urnas lleguen a las 6.299 mesas de los 2.315 colegios electorales que los golpistas han prometido habilitar en toda Cataluña. Y es ahí donde, una vez descartada la colaboración de los Mossos, tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional, con el apoyo del CNI, tienen planeado asestar el golpe definitivo al referéndum y abortar el 1-O.
Doblar el pulso a los insurrectos sin caer en la provocación que buscan para que las televisiones muestren al mundo un gobierno represor que desbarata por la fuerza lo que los sublevados definen como el ejercicio de un derecho democrático. El objetivo del Gobierno es impedir que el Govern pueda distribuir las urnas y que estas logren llegar a los colegios antes de las 8 de la mañana del domingo (los colegios electorales tiene prevista su apertura a las 9 de la mañana).
Sin urnas, no hay donde depositar las papeletas. Sin papeletas en las urnas no hay votos que contar. Y sin votos que contar, no hay escrutinio que los golpistas puedan vender como manifestación de la voluntad popular del pueblo catalán. De nada habrá servido entonces la ocupación de los colegios por cientos de personas para evitar su precinto y que «colas gigantescas», como ha instruido la ANC, se hayan formado ante ellos este domingo.
Sin votos que contar, no hay escrutinio que los golpistas puedan vender como manifestación de la voluntad del pueblo catalán
Los servicios de inteligencia españoles están trabajando a fondo para que los más de 8.000 efectivos de la Guardia Civil y la Policía Nacional desplegados en Cataluña puedan cumplir el objetivo de impedir desde este viernes y hasta las seis de la mañana del domingo el reparto de las urnas fabricadas en China al precio de alrededor de seis euros cada unidad.
Por mucho que los golpistas hayan conseguido ocultar su almacenamiento, en uno o varios lugares, ha llegado la hora de sacarlas para su distribución y trasladarlas a los más de 700 ayuntamientos que han decidido colaborar con el referéndum ilegal. Un total de 207 colegios están solo en Barcelona.
«El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar». La máxima de Sun Tzu inspira la estrategia que han desplegado la Policía y la Guardia Civil para abortar el referéndum sin la utilización de la fuerza que sería necesario emplear si los colegios abrieran con las urnas una vez ya dentro ellos. Son, pues, estas horas y las próximas decisivas para conocer el destino de un referéndum del que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, siempre ha asegurado que no se celebrará. Su palabra está en juego.
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