España
Cristina Cifuentes rehace su vida

La nueva vida de Cifuentes: cambio de look, encuentros con amigos y volcada en sus gatos

La ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está rehaciendo su vida poco a poco. Se cumplen dos meses desde su dimisión tras la publicación por parte de OKDIARIO del vídeo de la sustracción de cremas.

Cifuentes ha sorprendido este viernes con un «cambio de look», según dice ella en Instagram. Su vuelta al panorama público está previsto para este martes en el que está citada para declarar ante la justicia por el caso de su máster en Derecho Autonómico de la Universidad Rey Juan Carlos.

Su nuevo corte de pelo, una melena corta a la altura de los hombros, lo luce en sus encuentros con sus amigos más fieles. Ella misma, en sus redes sociales, ha mostrado fotografías de una comida con su jefa de gabinete y su jefe de prensa o con el consejero de Cultura y Deportes, Jaime de los Santos. «Os quiero amigos», «Maravillosos amigos, te quiero, Jaime», apunta Cifuentes.

Mensajes de WhatsApp

Los cargos del PP con los que ha conversado OKDIARIO revelan que no ha vuelto a dejarse ver por reuniones del partido. Asimismo, algún rival político como su socio de investidura, Ignacio Aguado (C’s), se han preocupado vía WhatsApp por ella pero, por ahora, Cifuentes prefiere no contestar.

La otrora baronesa regional del PP, que llegó a sonar para sustituir en un futuro a Mariano Rajoy, se muestra muy contenta en las redes sociales. Personas que la conocieron de cerca afirman que los primeros días fueron muy duros, convencida de que el mundo «estaba en su contra». Pero poco a poco está retomando el ánimo con su característica vitalidad y resistencia.

Pasión por los gatos

Ha pedido tres meses de permiso sin sueldo a la Universidad Complutense antes de reincorporarse en su plaza de administrativa. Ahora se refugia en sus gatos. En Instagram cada día luce a Julio y Catalina. Sus felinos que adoptó cuando era presidenta de la Comunidad.

Cada día Cifuentes comparte fotos y vídeos de sus mininos por su piso en las más originales circunstancias. «A Julio le gustan las bolsas», expresa la política junto a una foto del gato dentro de una bolsa. «Catalina y Julio os dan las buenas noches» o «Julio, en su puesto de vigilancia» son otros mensajes.

A Cifuentes le encanta la literatura y los gatos.

«Los gatos son adictivos, empiezas con uno, luego quieres tener otro… y otro», afirmaba en febrero en Twitter cuando un tuitero ironizaba con que era «la loca de los gatos».

También se apoya en su familia. Junto a sus hijos y su marido ha compartido viajes y vivencias. Durante la investidura de su número dos, Ángel Garrido, optó por un viaje a Centroeuropa. Distribuye fotos de estas personas en su entorno más cercano muy frecuentemente.


Igualmente, suele distribuir fotos de su hemeroteca. Tras los triunfos de Rafa Nadal y del Real Madrid o tras fallecimientos de personas relevantes del panorama nacional, Cifuentes publica instantes de su etapa política junto a los protagonistas de estos acontecimientos.

En tercer lugar, está volcada en la literatura. Ha mostrado que le encanta la novela negra y policiaca. Está leyendo, dice, «una serie de diez libros, protagonizados por el Inspector Martin Beck. Primero “Roseanna”, de los precursores y maestros de la novela negra, Maj Sjöwall y Per Wahlöö».

Cifuentes disfrutando de la naturaleza madrileña.

También se ha zambullido en La Pirámide de Fango, «una interesante novela de Andrea Camilleri, protagonizada por el comisario Montalbano. Trata sobre la relación de la política con la mafia… desgraciadamente, en ocasiones, la realidad supera la ficción». «La mafia se entiende con los políticos», reza la portada del libro.

Indirectas ocultas

Junto a esa indirecta «la realidad supera la ficción», Cifuentes ha acostumbrado a sus seguidores con sus mensajes ocultos. «Cuando a un gatito le da por trepar», «Feliz día a todos. También a quienes en España aplican la hipocresía en grado superlativo y la doble vara de medir… y a los que callan. #Hacienda», dijo tras conocerse el ‘caso Máxim Huerta’.