España
CASO IVAM

Juicio al hijo del escultor Gerardo Rueda: los expertos ridiculizan a la Generalitat Valenciana

Las acusaciones han asegurado en el juicio que hubo malversación y engaño en la adquisición de la obra comprada por el IVAM al heredero del escultor

Varios testigos de reputado prestigio han aclarado las diferencias entre obra única, original y múltiple y otros han demostrado que esa obra se ha revalorizado

Estas son las autorizaciones que Gerardo Rueda firmó para su hijo y que la Generalitat Valenciana ignora

  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

En la Audiencia Provincial de Valencia se está celebrando un juicio relacionado con la etapa de Consuelo Císcar al frente del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y el legado del escultor Gerardo Rueda. Concretamente las acusaciones se centran en la adquisición por parte del IVAM de la obra del escultor, uno de los mayores referentes de arte contemporáneo de nuestro país. La abogacía de la Generalitat Valenciana y la Fiscalía aseguran que José Luis Rueda, hijo del escultor, engañó al IVAM y vendió la obra póstuma de su padre de manera irregular cometiendo además un delito de malversación al colocar las obras en sobre precio. El acusado al que piden 5 años de cárcel, atribuyó estas acusaciones a una suerte de caza política por parte de los actuales responsables de las instituciones valencianas. Más allá de la opinión del hijo de Rueda el juicio ha demostrado a través de varios expertos que las acusaciones no llegaron al procedimiento ni con la documentación ni con los conocimientos necesarios.

Pero antes de entrar en detalle pasemos por las formas. Si Rueda está hoy en el banquillo de los acusados en gran parte es mérito de Joan Llinares, el director de la Agencia Antifraude de la Generalitat Valenciana que además ha declarado como testigo en esta causa. Esta agencia mantiene que existen indicios para acusar al hijo de Rueda y a la ex directora del IVAM, Consuelo Císcar, de llevar a cabo un plan para aumentar el precio de la compra de las obras a cargo del ente público, con un quebranto para las arcas de la Comunidad Valenciana, y engañar al IVAM haciendo pasar copias de las obras de Rueda por obras originales. El tiempo transcurrido del juicio sobre la obra de Gerardo Rueda y los expertos en arte han demostrado que ni la Generalitat ni la Fiscalía estaban muy seguros de qué terreno pisaban.

Por cierto, Llinares, el director de la Agencia Antifraude, fue cargo directivo en el IVAM y además está relacionado con Acción Cívica, una agrupación que ejerce la acusación popular contra el hijo de Rueda. Estos datos no son accesorios ya que es a Llinares a quien José Luis Rueda atribuye que él esté en el banquillo de los acusados, pero Llinares le restó importancia a todo lo que no sea concerniente con la agencia pública que preside. Esta agencia, argumento al que se sumaron Fiscalía y Abogacía de la Generalitat, cree que Rueda vendió como originales obras póstumas de su padre. La defensa en el juicio del hijo de Gerardo Rueda, ejercida por Santiago Milans del Bosch no cree lo mismo.

Lo que en este juicio se está escuchando demuestra que sí tal vez haya más de política en la causa que de arte e investigación. Como testigos de la acusación, por ejemplo, declaró una conservadora que defendió que la obra comprada al hijo de Rueda “era una copia y no un original”. Curiosamente la testigo abandonó su puesto “por incompatibilidades de Císcar”, así que sería raro que estuviera de acuerdo con sus adquisiciones. Aunque sorprendentemente ella misma aprobó estas adquisiciones junto con otros expertos. Así que, si la cosa va de originales o copias hay que recurrir a los expertos, porque otro testigo, un reconocido galerista, también dijo que “lo que se está diciendo en este juicio acabaría con el arte contemporáneo tal y como lo conocemos”.

Obra única y obra original

Fuentes ministeriales, Cultura y Hacienda, expertos universitarios, catedráticos de arte y otras fuentes consultadas coinciden en la definición aceptada en el mundo del arte que diferencia entre obra única, original y múltiple. La primera se define porque sólo existe una y se decide que no exista más tirada de la obra. Sin embargo, una obra original es aquella que puede ser reproducida un total de 12 veces bajo el molde, maqueta, bocetos o instrucciones precisas dejadas por el artista. Ojo, no confundir con copia ni reproducción, que ya entra en el terreno de la obra múltiple, por ejemplo, serigrafías, litografías u objetos que se venden en el circuito comercial mayoritario.

Hay un ejemplo muy significativo de esta práctica. El escultor Julio González tiene una obra cuyo uso por parte de sus herederos ha sido similar al hecho por el hijo de Gerardo Rueda. Hay una obra de González en Madrid, al aire libre, en el Paseo de la Castellana, y así la define el Ayuntamiento de la capital: “La obra expuesta en el Museo de Arte Público, La petite faucille (La pequeña hoz), fue donada por la hija del escultor, Roberta González. Se trata de una ampliación en bronce, a partir de una obra original, realizada en hierro forjado, a menor escala (30 x 10,5 x 8 cm), de la que se fundieron varios ejemplares, que se conservan en diferentes Museos y colecciones de Europa y América, uno de ellos en la colección Julio González del IVAM de Valencia”. Hay un total de 11 fundiciones de esta obra de 30 centímetros, una está en el IVAM, y todas ellas son consideradas originales. ¿Por qué no arremete la Generalitat también contra los herederos de González?

Por cierto, las acusaciones en el juicio contra el hijo de Gerardo Rueda hablan de un pacto entre Císcar y el hijo del escultor para la adquisición de las obras y su encarecimiento. La obra vendida por el hijo de rueda al IVAM consistió en un contrato en 2013 por una obra por 360.00 euros y el heredero donó además 13 obras más. 7 piezas valoradas en 2,5 millones de euros según el contrato al que ha tenido acceso OKDIARIO y la donación de otras 77. Curiosamente la obra por la que cobró 2,8 millones el hijo de Rueda fue valorada tiempo después en 8,4 millones.

Con esta venta el José Luis Rueda hacía así honor al deseo de su padre, quien calificó el IVAM como “un grandioso proyecto cultural” por cuya participación en él se sentía muy halagado. Para las acusaciones se trataría de un caso de malversación y sobreprecio. Dos ejemplos. Una de las obras de Rueda adquirida por 600.000 euros fue vendida posteriormente por la casa de subastas Shoteby’s por 800.000. Otro más. El museo del Louvre contó con otra pieza de Rueda valorada en 500.000 euros para una exposición. El seguro de reposición que contrató fue de 2 millones.

El juicio entra en su recta final y casi todos los argumentos están ya sobre la mesa. Veremos si el juzgado interpreta un uso diligente de los derechos de un heredero sobre la obra de su padre o si por el contrario es posible saltarse todos los mecanismos de control de una institución como el IVAM para colar obra no original a precios desorbitados. Las pruebas están ahí.