ÁBALOS Y ROBLES PRESENTAN EL LIBRO '295, LOS DÍAS QUE ESPAÑA VIVIÓ EN ESTADO DE ALARMA' DE JOAN GUIRADO

Iglesias impuso a Sánchez y Yolanda Díaz salir en la foto del acuerdo sobre los ERTE

Joan Guirado
Joan Guirado.
Vicente Mateu
  • Vicente Mateu
  • Portadista en OKDIARIO. Anteriormente fui redactor jefe de Política, Sociedad y Cierre en EL MUNDO; asesor del Gabinete de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia y Administración Territorial Soraya Sáenz de Santamaría; redactor de El Independiente... Y extremeño a mucha honra.

Pablo Iglesias exigió a Pedro Sánchez ser el protagonista de la foto que plasmaba el acuerdo con los sindicatos y la patronal, con el que se pretendía salvar de la miseria a cientos de miles de hogares a los que un ser microscópico había condenado al paro. En marzo de 2020, los españoles habían introducido el término coronavirus en su vocabulario; aquel 10 de mayo le tocaba al acrónimo ERTE.

El protagonismo por parte del Gobierno correspondía a la ministra de Trabajo, la comunista pragmática Yolanda Díaz, pero el vicepresidente segundo impuso su jerarquía, tanto en el Consejo de Ministros como en el mundo podemita, para relegarla a un segundo plano ante la estupefacción de los empresarios representados por Antonio Garamendi, presidente de la CEOE.

Esta escena es una de las numerosas razones por las que merece la pena repasar de la mano del corresponsal político de OKDIARIO, Joan Guirado (La Canya, Gerona, 1990), su libro 295, los días que España vivió en Estado de Alarma (Editorial Círculo Rojo), la crónica de una España que escribió una dramática página de su Historia y que acaba de salir a la venta.

“MI madre no puede lavarse el pelo sola en casa”. La Historia, a veces, se refleja con frases tan sencillas como contundentes como esta que pronunció José Luis Ábalos, a la sazón ministro de Fomento, en uno de los Consejos de Ministros más trascendentes que se han vivido en La Moncloa desde que se instauró la Democracia. Eran los idus de marzo de un país, España, que como el resto del planeta, descubría que un ser microscópico le había declarado la guerra y se disponía a devorar miles de vidas.

Comenzaba así la crónica de 295 días en el infierno de un país en el que se declaraba el estado de alarma y se paralizaba, por orden del Gobierno y por imposición de algo llamado coronavirus, por completo. Un país entero era obligado a encerrarse en sus casas junto al miedo a contraer una enfermedad que nadie entendía. Comenzaba también la crónica de un reportero nato dispuesto a contar a los lectores de su periódico lo que se les venía encima.

Ese reportero es Joan Guirado, corresponsal político de OKDIARIO, que se enfrentó a una realidad incierta y desconocida con el entusiasmo del periodista de raza. Muchas veces inconsciente del riesgo que corría, la mayoría corriendo detrás de la noticia y de sus fuentes en un Gobierno desbordado, sin precedentes a los que agarrarse y condenado a la improvisación.

Guirado lo cuenta de manera casi frenética en las primeras páginas. Es su forma de trascender sus crónicas de aquellos meses -que en su práctica totalidad vieron la luz en la portada de OKDIARIO desde el teclado del autor de estas líneas- y que se volvían día a día más amargas a medida que aumenta el recuento de bajas de una guerra que parecía perdida pese a los mensajes de esperanza que lanzaba cada sábado en sus largas homilías el presidente del atribulado Gobierno, Pedro Sánchez, cada vez más hundido tras sus crecientes ojeras.

Y página tras página, Guirado nos va contando con la agilidad del periodismo de a pie el devenir de esos largos meses, el papel de sus protagonistas, tanto los políticos como Salvador Illa, Margarita Robles o Fernando Grande Marlaska -sin olvidar al peculiar Fernando Simón-, los enfrentamientos con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y, sobre todo, el de los ciudadanos que también tienen nombres y apellidos cuyas historias, casi todas trágicas  están marcadas por la “resiliencia”, otro término nacido de la pandemia. Ellos  tienen un lugar destacado en este libro junto al recuerdo constante de todos los fallecidos, la mayoría en soledad, por culpa de un maldito “bicho” que se coló en sus vidas truncadas.

José Luis Ábalos lo define a la perfección en el prólogo: “Estamos ante una crónica íntima, a la vez que objetiva; personal, a la vez que social; y sobria, a la vez que moralmente exigente”. Un libro, sin duda, imprescindible para entender el año más difícil de nuestras vidas.

 

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