Estas son las autorizaciones que Gerardo Rueda firmó para su hijo y que la Generalitat Valenciana ignora
En 1994 y en 1996 el escultor valenciano firmó dos documentos que hoy muestra OKDIARIO y que los abogados de la Generalitat se han opuesto a valorar en sala
Pese a que las acusaciones aseguran que hubo un acuerdo entre Consuelo Císcar y el hijo del escultor, los tratos para la venta arrancaron con la ministra socialistaCarmen Alborch
Juicio al hijo del escultor Gerardo Rueda: los expertos ridiculizan a la Generalitat Valenciana
¿Venta fraudulenta o derechos heredados? ¿Malversación de fondos públicos o enriquecimiento del fondo de una institución de arte pública? Estas son las dos cuestiones fundamentales sobre las que pivota el juicio que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Valencia contra el hijo de Gerardo Rueda, el afamado escultor cuya obra se ha expuesto en los más prestigiosos museos del mundo, incluido el IVAM. El Instituto de Arte Moderno Valenciano. OKDIARIO ha tenido acceso a la documentación que responde a esas incógnitas. La más importante es que el hijo del escultor contaba con la autorización de su padre no sólo para comercializar su obra sino para fundirla, se trata de esculturas metálicas, según sus especificaciones.
Esto último es de capital importancia, ya que, en contra de lo que mantienen las acusaciones, Fiscalía, la Abogacía de la Generalitat Valenciana y la plataforma Acción Cívica, una obra emanada de un molde fabricado por el artista y bajos sus indicaciones puede ser considerada original siempre que se hagan 12 ediciones de la misma obra o menos. A Rueda lo acusan de no vender originales, sino de obra post mortem de su padre, o lo que es lo mismo, de reproducir copias sin el consentimiento del artista.
Pues según los documentos que obran en poder de OKDIARIO, ni una cosa ni la otra son verdad. Documentos por cierto a cuya incorporación a la causa se han opuesto de manera firme las acusaciones. Se trata de dos autorizaciones firmadas por el propio escultor en enero de 1994 y en abril de 1996. La primera de las autorizaciones dice textualmente que el artista autoriza a su hijo a “producir, exponer y comercializar ejemplares numerados de las esculturas de mi autoría, con expresa libertad para cambiar la escala y materiales de las mismas, según la conveniencia y necesidad que estime oportuno en cada caso”. El señor Rueda sí que era conocedor de la norma que explica que una obra original es aquella que forme una parte de un total máximo de 12 ejemplares salidos de un molde original del autor. De ahí que Rueda incluya el término “producir” en sus autorizaciones.
¿Era Gerardo Rueda un visionario que se anticipaba a las necesidades de su obra cuando él ya no estuviera? No, simplemente era un artista preocupado por respetar las normas legales del mundo del arte y prefirió dejar por escrito algo que otros no hicieron pese a que por no hacerlo sus herederos no hayan sido perseguidos como el hijo de Rueda. OKDIARIO ha tenido acceso a un documento del Museo Reina Sofía en el que se detalla que tiene en sus fondos 38 obras de otro escultor, Julio González, procedentes de la donación de su familia, y explica: “No constan en los expedientes de adquisición de las obras autorización efectuada en vida por el autor Julio González a sus herederos para poder fundir su obra o modificar su escala de ejecución”.
Pero por si acaso Gerardo Rueda amplió la autorización a su hijo en 1996. La base de las acusaciones contra Rueda es que existió un contubernio entre Consuelo Císcar y el hijo del escultor para colocar obra de Rueda en el IVAM y saquear las arcas públicas. El problema es que Rueda ya estaba en tratos para donar y vender obras en 1993 con la ministra socialista Carmen Alborch y que, en 1996, durante la preparación de una exposición en el museo Reina Sofía quiso dejar por escrito su deseo de que su obra estuviera algún día en el IVAM.
Rueda autorizaba a su hijo a la “venta o donación y a la programación de exposiciones de las obras creadas y escogidas por mí, dado mi gran cariño hacia tan grandioso proyecto cultural en el que me siento halagado y agradecido por participar. Dichas obras y maquetas preparadas para la fundición obran en el taller de Capa y en mi estudio de la Plaza del Biombo de Madrid”. Parece que el hijo de Rueda no sólo estaba autorizado para producir, vender y donar sino que lo hizo bajo el expreso deseo de su padre de poder exponer obra en el IVAM.
En cuanto al valor de la obra de Rueda en el IVAM, por la que se pagaron en total 2,8 millones, lo que según las acusaciones fue un delito de presunta malversación por compra con sobreprecio intencionado, habría que atender a un documento firmado por Barbara Rose, catedrática en Historia del Arte en la Universidad de Columbia, Nueva York, y cuyo prestigioso currículum requeriría de otro artículo aparte. Rose tasó 17 obras monumentales de Rueda por valor de 34 millones de euros, a razón de 2 millones por obra. Parece que el IVAM no hizo una compra ni mucho menos fuera de mercado cuando pagó por la obra de Gerardo Rueda
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