España
Santiago Sierra

El ensalzaetarras de ARCO va de antisistema pero aceptó un encargo del Gobierno de Aznar

Santiago Sierra, el autor de la obra ‘Presos políticos’, retirada de Arco, ha dado muestras en su polémica trayectoria de su frontal rechazo al Estado y al Gobierno. Pese a ello, aceptó en 2003 un encargo del Ejecutivo de José María Aznar para exponer en la Bienal de Venecia. La participación española en esta muestra está subvencionada por el ministerio de Exteriores, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID).

Sierra, ya por entonces un artista controvertido por su radical estilo, fue seleccionado como autor del pabellón de España, la representación del país en esta cita internacional. Según Rosa Martínez, comisaria de la participación española, el criterio fue buscar a un artista «en conexión con los lenguajes internacionales más significativos». Por entonces, Sierra había llamado la atención por sus montajes transgresores, como uno en el que pagó a una veintena de personas por sostener cajas en alto.

El autor aceptó el encargo, pese a que unos años después, renunciaría, alegando no ser parte del Estado, al Premio Nacional de Artes Plásticas (2010). «Este premio instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado. Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto», dijo en una carta enviada a la entonces ministra de Cultura, Ángeles González Sinde (PSOE). Sierra se convirtió en el primer artista que rechazó el galardón en 20 años de trayectoria.

En la carta añadía: «El Estado no somos todos. El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour». Para después concluir con un «¡Salud y libertad!».

Desde Cultura manifestaron su sorpresa porque Sierra había «tenido colaboración con el Gobierno de España» en anteriores ocasiones. «Por eso sorprende su postura», dijeron en fuentes gubernamentales.

El proyecto de Sierra en la Bienal no se libró de polémica. El autor ocultó el nombre de España con bolsas de basura y exigía a los visitantes el DNI o pasaporte español para entrar a su instalación. Su idea, dijo entonces, era denunciar «el privilegio de la nacionalidad» y también mostrar que «el orgullo nacional es un concepto del siglo pasado». La secretaría de Estado de Exteriores respondió a las críticas afirmando que «el único límite a los artistas está en el Código Penal y en el Presupuesto».

La distancia entre Sierra y el poder político se evidencia en otras obras, como ‘Los encargados’, una crítica a los presidentes de la democracia. En el montaje, de 2012, se ve cómo siete Mercedes Benz negros recorren la Gran Vía madrileña, como si de un cortejo fúnebre se tratase, con cuadros en blanco y negro en sus techos. Los retratados son el rey Juan Carlos y los seis jefes de. La procesión se acompañaba con la música de la Varsoviana Soviética, que los anarcosindicalistas españoles adaptaron como himno (A las barricadas).