POLÍTICA EXTERIOR

El Ejército inicia la exhumación de tumbas en los peñones de Alhucemas y Vélez que reclama Marruecos

Cementerios Alhucemas Vélez Gomera
Un Chinook del Ejército aprovisionando los militares de Alhucemas.
Pelayo Barro

El Ejército de Tierra ya ha iniciado el proceso de exhumación de tumbas de los cementerios situados en los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas. Dos territorios de soberanía española sobre los que Marruecos mantiene una reclamación y de los que serán retirados los restos de personas fallecidas en los últimos tres siglos. El pasado viernes 30 de julio se dio por clausurada la fase de información, el periodo de tiempo que el Ejército concedió a las familias para que pudiesen elegir el destino de sus antepasados. Se espera que las labores finalicen en septiembre. Este movimiento ha provocado ciertos recelos entre los militares, ya que es similar al que se produjo justo antes de la retirada del Sáhara en 1975.

Así pues, ya está todo listo para comenzar a sacar las tumbas españolas de Alhucemas (a menos de un kilómetro de distancia de la costa de Marruecos) y de Vélez de la Gomera (unido al territorio marroquí). Se trata de los restos de 54 personas que fallecieron entre el siglo XVIII y el XX, la mayoría de ellos militares.

El plan de exhumación lo ha trazado la Unidad de Servicios de la Base Discontinua Teniente Flomesta de Melilla, aunque las tareas destinadas a la extracción de los restos y su traslado en recipientes especialmente adaptados han sido encargadas a una funeraria de la ciudad autónoma.

La orden de exhumación la firmaba el pasado mes de julio el general del Ejército, Francisco Javier Varela Salas, Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), y con esa firma daba inicio al «traslado de los restos mortales existentes en los cementerios de las islas y peñones de soberanía española, de Alhucemas y Vélez de la Gomera, al cementerio de la Purísima Concepción en Melilla, con respeto al procedimiento instituido en la Norma General 07/11 sobre inhumaciones y exhumaciones en panteones y parcelas militares».

Sin embargo, se estableció un periodo de 21 días para la fase de información, permitiendo que los sucesores de quienes se encuentran enterrados en esas tumbas pudiesen elegir otro destino para sus antepasados. Según fuentes militares consultadas por OKDIARIO, ese proceso se ha concluido sin incidencias y da comienzo así el proceso de exhumación, que podría culminar el próximo septiembre si todo va según lo previsto.

Reclamadas por Marruecos

Históricamente, al igual que ocurre con Ceuta y Melilla, Marruecos ha reclamado como propios estos territorios del norte de África. De hecho, además de ser objetivos militares en alguna de las contiendas que ha mantenido España con los poderes marroquíes vigentes en cada época, en la era moderna de Marruecos también han sido objeto habitual de asaltos por parte de activistas que buscan la devolución de estos territorios a Rabat.

Pero hay una circunstancia que ha llamado aún más la atención y que ha despertado cierta preocupación entre los militares españoles: el hecho de que justo antes de abandonar el Sáhara en 1975 se dio una orden exactamente igual para llevarse los cementerios españoles a Canarias.

Retirada del Sáhara

En aquel proceso de exhumación se sacaron del Sáhara un total de 1.800 tumbas cristianas de españoles. Por ello, ahora hay quien sospecha que también en esta ocasión podría producirse una retirada gradual de estos territorios. A día de hoy sólo están habitados por destacamentos militares -secciones de infantería de unos 25-30 efectivos- que son abastecidos en helicóptero desde Melilla, tal y como mostró la Armada en plena crisis diplomática con Marruecos por la entrada en España del líder Polisario, Brahim Ghali.

Tras la aparición de esa orden en el BOE, la Comandancia de Melilla ha salido al paso para asegurar que se trata de un intento por «preservar en las mejores condiciones posibles, habida cuenta del deterioro sufrido por estos cementerios debido a las duras condiciones ambientales que han soportado a lo largo de los años y los riesgos de derrumbamiento por la actividad sísmica de la zona».

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