España

El edil que presentó la moción: «¿Hasta dónde va a agachar la cabeza el PSOE por su pacto con el PNV?»

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

«Desde el PSOE me han dicho que utilizamos a las víctimas como herramienta política», lamenta Alejandro Sáenz. Este joven concejal de Lasarte-Oria (Guipúzcoa) lleva presentadas hasta cuatro mociones para pedir que se rinda homenaje a las víctimas de ETA vinculadas a la localidad. La última, este mismo martes. Todas, tumbadas por el voto en contra de Bildu y la complicidad de PSOE, PNV y Podemos, vía abstención.

Se da la circunstancia de que la moción que Sáenz llevaba al pleno de este martes «tocaba» directamente a los socialistas. El texto instaba a un minuto de silencio, en el próximo pleno de marzo, en recuerdo a Froilán Elespe, concejal del PSOE en esta localidad durante 14 años. Aquel 20 de marzo de 2001, y tras salir del Ayuntamiento, Elespe se dirigió al bar Sasoeta de la localidad para tomar unos vinos con unos amigos antes de comer. Fue abordado por un etarra, que le descerrajó un tiro en la cabeza. Se convirtió en el primer edil socialista asesinado por la banda.

La abstención del PSE, que gobierna en esta localidad con siete concejales, ha permitido a Bildu imponer el voto en contra de sus cuatro. Desde Podemos, identificados en la localidad con la marca Ahal du Lasarte-Oria Puede, han calificado de «loable» la iniciativa de Sáenz. Pero han matizado: «que hay más víctimas, no solo de ETA, que también las hay del GAL y del Franquismo».

Una de las mociones más emotivas para el edil, y tumbada por el mismo sistema, fue la que pedía un homenaje, un minuto de silencio en pleno, para su abuelo, del mismo nombre. Alejandro Sáenz, guardia civil retirado, y asesinado el 30 de diciembre de 1985 cuando se dirigía a pie a la fábrica Michelín, en la que trabajaba como vigilante. Los etarras, que le habían vigilado desde un taxi robado, le dispararon cinco balas. Sáenz había sido guardia civil durante 13 años. En Barcelona, Irún, y Lasarte, su último destino. Aquel era su último día de trabajo, tras acogerse a una jubilación anticipada.

Sáenz tenía la esperanza de que esta vez fuese distinto. «Les he dicho que voten con el corazón, porque no me quiero creer que les venga la abstención a la mente», se ha lamentado, tras salir del pleno.

Pero su indignación ha dado ya paso a la rabia. «¿Hasta dónde van a agachar la cabeza por calentar el sillón, qué peso le dan al poder y cuánto a la ética?». Y recuerda cómo el pasado noviembre, PNV y PSE firmaron, en su pacto de gobierno, un acercamiento de presos de ETA para facilitar la “normalización de la convivencia”