España
MARCHA VERDE SOBRE CEUTA

La crisis de la frontera de Ceuta va para largo: suspendidos indefinidamente los permisos policiales

Los agentes trasladados como refuerzo no tienen fecha de regreso a sus bases y los que trabajan allí de forma permanente están alargando turnos.

  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

La situación en la frontera de Ceuta es de “calma tensa” según las fuentes policiales consultadas por este diario. Los recientes acontecimientos han demostrado que la seguridad fronteriza con Marruecos en condiciones normales depende exclusivamente de la actitud colaboradora o no del otro lado de la valla. Por eso no habrá ni vacaciones ni permisos policiales hasta que se resuelva la crisis, según la orden verbal recibida ya por todos los efectivos desplegados en Ceuta y que se presume que se hará extensiva en breve a los de Melilla. Sólo podrá faltar al servicio aquel agente que documente una causa de peso para hacerlo.

Todo el mundo tiene claro cuándo comenzó la grave crisis que mantiene a las poblaciones de Ceuta y Melilla en vilo, pero nadie es capaz de ponerle fecha de caducidad. Por eso, de las ciudades autónomas no va a salir un solo policía mientras esta situación no cambie. Para empezar a los agentes destinados y desplazados hasta Ceuta se les ha cancelado cualquier petición de permiso o vacaciones si no se trata de una causa mayor. La orden llegó verbalmente a principios de semana y en breve se materializará por escrito.

Idéntica suerte corren los guardias civiles y militares que estos días en Ceuta custodian la frontera que el lunes 17 fue rota por miles de personas provenientes de Marruecos. La división del trabajo en Ceuta es ahora mismo tan clara como ingente. Mientras unos no dejan de vigilar la valla ante la impredecible conducta de la Gendarmería marroquí, otros tienen que ocuparse del resto. Y el resto es mucho.

Para empezar los menores no acompañados. Desde que en la valla de Ceuta fueron interceptados miles de menores de edad marroquíes, la Policía Nacional fue la encargada de custodiar las naves donde se decidió alojarlos durante los primeros días hasta que hubo que reubicarlos. Primero por las insalubres condiciones en las que se encontraban hacinados, y el problema es que Ceuta no da para más en lo que a recursos de acogida se refiere. Segundo por los positivos en Covid, según algunas fuentes serían varios los niños infectados. La custodia de los menores no acompañados, aislados o no por Covid, depende de la Policía.

Los menas, cuadruplicados.

Y esta situación es más complicada de lo que parece. En Ceuta el lunes había cerca de 500 inmigrantes ilegales menores de edad. Desde ese día la cifra se ha cuadruplicado y al tratarse de menores nadie sabe exactamente cuándo abandonarán la ciudad camino de otras comunidades autónomas o cuándo regresarán a Marruecos. Los trámites burocráticos son lentos y complicados cuando, en según qué casos, no imposibles. Pues todo este periplo deberá hacerse bajo la tutela de agentes de la Policía Nacional.

Pero si existe una necesidad causada por los inmigrantes ilegales ‘controlados’, la que provocan los miles de personas que se colaron por la valla de Ceuta y que deambulan por la ciudad tampoco es pequeña.

Cuando la frontera se considere controlada, la Policía deberá mirar hacia el lado de la valla español. Se ha registrado un incremento importante de llamadas a los teléfonos de emergencias de la ciudad de Ceuta. Si bien gran parte de esas llamadas hay que atribuirlas a una suerte de miedo colectivo irracional, sí que es cierto que ha habido otras muchas que denunciaban la presencia de personas en la ciudad que generaban cierta inquietud. Como ejemplo, la de un vecino que llamó advirtiendo de la presencia de unas 200 personas durmiendo en un parque de la ciudad.

Las estimaciones policiales apuntan a que hay entre 1.000 y 2.000 inmigrantes ilegales más sin control en Ceuta desde principios de semana. Este dato lo corroboran asociaciones vecinales y personas que de forma altruista están tratando de ayudar a estas personas que aparecen y desaparecen por sus barrios según detecten mayor o menor presencia policial. Hasta que esta situación no quede normalizada tampoco se reducirá la presencia policial en Ceuta y su frontera.

Fuentes oficiales aseguran que el ritmo de regreso a Marruecos de las personas que entraron de manera ilegal a Ceuta está siendo alto. Según esas fuentes ya habrían regresado al país vecino más de 6.000 personas de las 8.000 reconocidas oficialmente por el Gobierno. La cidra real se acerca más a las 10.000 así que aún quedaría por resolver la mitad de las llegadas ilegales. Gran parte de esas “devoluciones” son atribuibles a las llamadas de familiares desde Marruecos que acreditan las identidades de los inmigrantes ilegales.

Las fuentes policiales consultadas por este diario apuntan a que lo que ha sucedido en Ceuta afectará de alguna manera también a Melilla, donde tras el intento de salto de su valla fronteriza de unas 200 personas, también se cree que habrá una orden destinada a mantener y aumentar la presencia policial allí.