España
DESAPARICIÓN DE ALTO RIESGO

Las claves para encontrar al joven desaparecido en Badajoz: un encuentro inesperado y su teléfono móvil

El estudiante Universitario de 21 años desapareció la madrugada del pasado 2 de diciembre tras abandonar un local, según el último de sus amigos

La investigación se centra en que la desaparición no ha sido voluntaria, que Pablo se encontró con alguien y que su teléfono fue abandonado en la calle esa misma noche

  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Pablo Sierra decidió salir un rato con sus amigos el pasado jueves día 2. Este jovencísimo estudiante universitario de matemáticas decidió pasar un rato con sus amigos de la universidad justo antes de regresar a su localidad natal para pasar en familia el puente de la Constitución. El plan era salir un rato, regresar pronto a la residencia de estudiantes y al día siguiente viajar a Zorita, en la provincia de Cáceres. El viaje lo iba a hacer con sus dos hermanos, pero Pablo no apareció y tanto su gemelo como su otro hermano comenzaron a llamarlo a su teléfono para saber dónde estaba. El móvil de Pablo había acabado en el barrio de Las Crispitas y lo había recogido un hombre que pasaba por la zona. Afortunadamente decidió contestar a la llamada de los hermanos del chico, lo que activó la búsqueda del joven desaparecido en Badajoz apenas unas horas después de que se le perdiera la pista.

La primera duda que asalta a los investigadores y que tratan de descifrar analizando el teléfono de Pablo es cómo y por qué el terminal estaba a 3,5 kilómetros del último lugar donde un testigo sitúa al joven, quién lo llevó hasta allí y por qué motivo. Para empezar, hay que fijarse dónde estaba Pablo, con quién y a qué hora la última vez que fue visto por alguien. El joven estudiante se encontraba en un local de copas en la calle Zurbarán, en pleno centro de Badajoz, cuando cerca de las dos de la madrugada decidió regresar a la residencia estudiantil donde vive durante el curso con uno de sus hermanos. Un amigo suyo asegura haber acompañado a Pablo al exterior del local y que ese fue el último lugar donde lo vio ya que casi de inmediato decidió entrar de nuevo.

En ese momento a Pablo le separaban cerca de cinco kilómetros de la residencia estudiantil, pero lo más curioso es que su destino estaba justo en la dirección opuesta a Las Crispitas, el lugar donde el paseante encontró el teléfono del chico desaparecido en Badajoz, muy cerca de las aguas del río Guadiana. Antes de responder a esta cuestión lo primero que se decidió fue buscar a Pablo en las aguas del río. Su perfil era aún un esbozo y por eso los agentes se volcaron durante las siguientes jornadas para saber si en el río había algo más que sustentara la idea de que Pablo había llegado hasta las inmediaciones de donde se encontró su teléfono. Apurada la tercera jornada de búsqueda las batidas se suspendieron. La Policía descartaba el río como escenario principal en el caso de la desaparición del joven.

«Desaparición involuntaria»

OKDIARIO ha podido saber de fuentes cercanas a la investigación las hipótesis de trabajo en el caso “Estamos ante una desaparición involuntaria, eso lo tenemos claro, pero eso no es suficiente. Hay que saber si es forzosa, y ha participado alguna persona más, o, por ejemplo, accidental. Lo que está claro es que un chico con ese perfil es un desaparecido de alto riesgo: Pablo no tenía entre sus planes desaparecer de manera tan prolongada y sin dar noticia de su paradero a su familia.”

Los investigadores tratan de rastrear el comportamiento de un teléfono que llegó encendido a las inmediaciones del río. La actividad de mensajes, llamadas, posicionamientos e incluso el uso de alguna de sus herramientas como la cámara de fotos o el micrófono es en lo que se centran los agentes para saber si ese teléfono llegó con o sin su propietario hasta las orillas del río Guadiana.

Los agentes rastrean además las cámaras del centro de Badajoz en busca del joven desaparecido desde el local de copas donde el amigo de Pablo asegura haberlo visto por última vez. Esas imágenes determinarían dos hechos cruciales: la dirección que tomó Pablo al salir del local y si esta coincidía con el camino hacia su residencia o el opuesto, a Las Crispitas, y sobre todo si en alguna de esas imágenes puede verse si Pablo se encontró con alguien en su camino. Pablo debió salir del centro caminando ya que su intención, al parecer, era coger un taxi que lo llevara hasta su residencia.

Este dato es de vital importancia. Si Pablo interactuó con alguna persona tras dejar el local de copas, o simplemente alguien se lo cruzó y lo vio con más gente y ese encuentro escapó a las cámaras de vigilancia, esos testimonios son los que los investigadores necesitan para trazar en el mapa de Badajoz los últimos movimientos de un chaval de 21 años, estudiante modélico, cuya desaparición carece de explicación para quienes lo conocen. El trabajo policial avanza, pero los servicios de búsqueda se mantienen prevenidos ante la posibilidad de que antes o después los investigadores soliciten volver a buscar en el Guadiana.