Independentismo en Cataluña

Uno de los hijos de Llarena estaba en la casa cuando fue atacada por los cachorros de la CUP

Miembros de Arran acudieron encapuchados a llenar la entrada del domicilio de Llarena con pintura amarilla

El CGPJ pide al Gobierno que tome medidas para proteger a los jueces en Cataluña

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Gonzaga Durán

Uno de los hijos de Pablo Llarena, juez del Tribunal Supremo que instruyó la causa del juicio del 1-O, estaba en la casa de San Cugat del Vallés (Barcelona) cuando fue atacada por los radicales separatistas de Arran, asociación vinculada a la CUP. Así lo ha asegurado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en el comunicado con el que ha pedido al Gobierno que proteja a los jueces que trabajan en Cataluña.

«Un grupo organizado de enmascarados atacaron la casa del magistrado del Tribunal Supremo D. Pablo Llarena Conde y de la Magistrada Dª Gema Espinosa Conde mientras se encontraba en el interior uno de sus hijos», ha señalado el comunicado del órgano de gobierno de los jueces.

Este martes, varios miembros de Arran encapuchados para evitar ser identificados acudieron a la casa de Llarena en San Cugat del Vallés (Barcelona) para tirar pintura amarilla a su entrada como medida de intimidación y para pedir la libertad de los golpistas encarcelados por el 1-O.

La portavoz de la asociación separatista, Núria Martí, justificó esta acción afirmando que «la juventud se tiene que dotar de las herramientas que tenga a su alcance para atacar un sistema judicial heredero del franquismo».

Hace 8 meses los radicales independentistas ya acudieron al domicilio del magistrado del Supremo en Das (Gerona) para tratar de señalarle con pintadas de «fascista». No obstante, los separatistas se equivocaron de casa y acabaron haciendo las pintadas en el chalé de un vecino de la misma zona.

Apoyo a Llarena

Este mismo miércoles un grupo de jóvenes han acudido al domicilio de Llarena para limpiar la pintura amarilla al considerarlo una «falta de respeto». Estos jóvenes han acudido con máscaras de Dalí y con monos de trabajo. Han utilizado espátulas y aguarrás para cumplir con su tarea.

En el vídeo, los jóvenes manifiestan ante la cámara: «Esto no puede ser. Soy catalán y esto no puede ser. Cuesta menos una botella de aguarrás que esta pintura. Es indignante».

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