España
SEGURIDAD CIUDADANA

«¡Ayuda, no me deja salir!»: Seis policías heridos por salvar a una mujer de su agresor en Canarias

Uno de los agentes fue apuñalado en la axila y en el pómulo. Además, le rompió la mandíbula y a otra agente la nariz

El hombre de 29 años mantenía retenida a una mujer que suplicaba ser liberada por los agentes

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  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El pasado fin de semana se produjo un operativo policial en Las Palmas de Gran Canaria que merece ser contado al detalle por el riesgo que corrieron los agentes que la protagonizaron, por la peligrosidad del detenido, pero, sobre todo, porque una mujer salvó literalmente la vida por la actuación de estos policías en Canarias. El detenido recibió a los agentes armados con un cuchillo de grandes dimensiones y un destornillador y dejó heridos a media docena de policías.

El sábado, sobre las cinco de la tarde, la sala del 091 de Las Palmas de Gran Canaria empezó a recibir varias llamadas, todas del barrio de Las Ferias de la capital grancanaria. Los vecinos llamaban a la Policía, alertados por el comportamiento de un hombre que llevaba varios minutos arrojando objetos desde las ventanas de un décimo piso de un edificio del citado barrio. La primera patrulla que acudió al lugar de los hechos pronto comprendió que iba a ser necesario pedir refuerzos.

El tipo en cuestión era un ciudadano guineano, residente en Canarias, de 29 años y con antecedentes policiales violentos que se encontraba desnudo, gritando y claramente afectado por el consumo de alguna sustancia. En condiciones normales, la operativa policial pasaría por controlar al ciudadano en cuestión para tratar de establecer un diálogo con él y que dejara de arrojar objetos a la vía pública sobre todo para evitar desperfectos o daños personales. Pero el guión cambió radicalmente cuando los primeros agentes se dieron cuenta de que la gravedad de la situación no estaba en lo que estaban viendo, sino en lo que no podían ver.

Llamadas de auxilio de una mujer

Cuando los localizaron la puerta de la vivienda en el décimo piso del edificio llamaron insistentemente para intentar hablar con el hombre, pero lo que oyeron al otro lado de la puerta no se lo esperaban: “¡No me deja salir! ¡Ayuda!”. Una voz de mujer salía del otro lado de la puerta cuando los agentes se identificaron como policías. Fue de lo poco que pudieron escuchar porque la petición de auxilio de la mujer pronto quedó ahogada por los gritos y los golpes del varón que aumentaba su violencia con el paso de los minutos. Que atacara a la mujer era cuestión de tiempo si los policías no intervenían de inmediato.

Conscientes de la gravedad de la situación y de la peligrosidad del individuo dos unidades de Policía más se sumaron al dispositivo. Los seis policías de Canarias siguieron intentando que el tipo abriera la puerta, pero cuando los gritos de la mujer aumentaron fue cuando los policías decidieron tirar la puerta abajo para salvarla de cualquier intento de agresión por parte del hombre. Cuando lo consiguieron comprendieron al instante la gravedad del problema al que se estaban enfrentando. Ante ellos el hombre, desnudo y enorme, los esperaba con un cuchillo de 21 centímetros en una mano y un destornillador de 35 en la otra.

Antes de que los agentes pudieran reaccionar se abalanzó sobre ellos lanzando mandobles con los objetos con los que iba a armado. A uno de los policías llegó a alcanzarle varias veces en el chaleco de protección que acabó dañado por el filo del cuchillo. Pero la peor parte se la llevó el policía que consiguió encararse con el hombre para tratar de reducirlo. El cuchillo le entró por la parte de la axila que su chaleco deja expuesta y acabó provocándole una aparatosa herida que al resto de compañeros asustó mucho porque la cantidad de sangre que vieron les hizo pensar que le había podido alcanzar el cuello.

Azuzados por la urgencia de la situación el resto de los compañeros trató de interponerse entre el compañero herido y el agresor. Una de las policías acabó con el tabique nasal roto. El agente apuñalado recibió además un golpe que le rompió la mandíbula. Entre todos consiguieron reducir al agresor y poner a salvo a la mujer. Pero hubo más sorpresas y estas llegaron cuando los agentes lograron identificar al sospechoso. Al menos le constan dos antecedentes policiales graves: uno en Valencia por un delito de atentado a policías y otro en Canarias por unos hechos exactamente iguales a los descritos. Retuvo a una mujer en una casa, consumió enormes cantidades de cocaína y la Policía tuvo que intervenir para que no dañara a la mujer.

Los demás agentes que participaron en el momento de la detención fueron atendidos también en el hospital por diversas lesiones sufridas durante las tareas de reducción del sospechoso. El detenido tuvo que ser hospitalizado y durante las primeras horas los médicos lo mantuvieron permanentemente sedado ante su comportamiento violento. En cuanto salga del hospital irá directamente al juzgado y de ahí debería ingresar directamente en prisión. Sólo eso evitará que se encierre con otra mujer y acabe causando un daño irreparable contra ella o contra los policías que acusan a salvarla.