Ana Botella, criticada por la izquierda, hablaba mejor inglés que Yolanda Díaz

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En la doble vara de medir de la izquierda española, algo a lo que estamos más que habituados, hay un caso sintomático y reciente, que tiene que ver con dos mujeres, ambas en puestos de poder. Y donde se evidencia que para los proges y sus cámaras de eco nunca es el qué, sino el quién. Se pronuncian o se mantienen en silencio en función de sus mezquinos puntos de vista políticos, sin importar la verdad o los hechos.

Ana Botella fue diana de una campaña feroz de ridiculización por su intervención en 2013 ante el Comité Olímpico Internacional en la candidatura de Madrid 2020, en unos Juegos Olímpicos que finalmente se llevó Tokio, por una frase que ya es historia reciente de España y forma parte de la cultura popular y del imaginario colectivo. Aunque lo cierto es que durante su exposición se desenvolvió de forma más digna que otros políticos poco dados a aventurarse a hablar en inglés.

Sin embargo, desde el bochorno de Yolanda Díaz en su comparecencia ante una periodista extranjera, la izquierda más sectaria que padecemos no ha dicho esta boca es mía, ni hecho alusión al acto, salvo tímidas apreciaciones para decir que Núñez Feijóo tampoco se defiende en inglés, aunque el gallego nunca aceptó con una sonrisa una pregunta en la lengua de Shakespeare mientras hacía como que tomaba notas.

La autocrítica de la izquierda suele ser ínfima, y nadie del partido o del entorno ha pedido una mayor preparación a los representantes públicos, especialmente cuando se tiene un puesto en una vicepresidencia y los medios internacionales se interesan por el caso Rubiales, el nuevo caballo de batalla de la ideología de género y sus terminales mediáticas en la industria del feminismo institucional.

La izquierda suele adolecer de una doble moral, oportunismo e hipocresía que se hace latente en todos los ámbitos de a vida política y social. Mismamente, este pasado lunes Yolanda Díaz estuvo en la concentración de Callao convocada por Comisión 8M del movimiento feminista de Madrid por el beso de Rubiales a Jenni Hermoso, en la misma semana en que se han conocido más rebajas de pena de beneficiados por la Ley Montero y también agresiones sexuales en grupo, ante lo que no han hecho declaración alguna, ni escrito mensajes de apoyo a las afectadas, pues en esos casos los representantes del feminismo ni están ni se les espera.

 

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