Actualidad
573 años del nacimiento de Isabel La Católica

La lengua que nos une, un legado isabelino

Fiel heredera de los valores atemporales defendidos por la reina española que le da nombre, la Universidad Isabel I se reafirma como continuadora del legado histórico de la excelsa monarca. La institución académica mantiene su apuesta por la democratización de la enseñanza, la igualdad de derechos y la difusión del conocimiento, tal y como lo hiciera la soberana castellana hace más de cinco siglos.

Y es que entre los tantos logros que dejó para la posteridad, el reinado de Isabel I de Castilla marcó una época de expansión, no sólo física en cuanto a los territorios de ultramar, sino de concepciones sociales y paridad de derechos para la España isabelina. Un salto cualitativo en el contexto histórico del siglo XV, que marcó el fin de la Edad Media y dio entrada al renacimiento español.

Como mujer, la llegada al trono de Isabel no estuvo exenta de polémica, más su proyecto de gobierno junto a Fernando de Aragón, terminó por conferirle el lugar preponderante que ocupa en la historia que compartimos. Fue esa ruptura en el paradigma patriarcal la que encauzó las aguas hacia la modernidad en la península y que se trasladó posteriormente a la Nueva España y al resto de América.

Si hablamos de la influencia del binomio conformado por Isabel y su esposo, la corona de Castilla -más que la de Aragón- se constituyó como madre de las nuevas tierras; y el idioma castellano -más que la propia religión católica- fue la base sobre la que se erigió un imperio. Con la lengua, llegó el entendimiento y también el amparo de la reina para con sus súbditos americanos.

Isabel la Católica fue la primera monarca en otorgar derechos a los amerindios, que pasaron a ser ciudadanos de España en igualdad de condiciones que los residentes en la península. Con la nueva aspiración atlántica, promovió que las mujeres también se embarcaran hacia el Nuevo Mundo.

En términos de enseñanza y acceso al conocimiento, el proyecto isabelino quebró las barreras que separaban a hombres y mujeres en cuanto a la capacidad de gobierno y raciocinio. Con esta aspiración educó a sus hijas y desarrolló su propio ejercicio como reina de Castilla, reina consorte de Sicilia y de Aragón.

Sobre las minorías no cristianas, en su escrito del año 1477 a la localidad de Trujillo, la monarca expresó: «Todos los judíos de mis reinos son míos y están bajo mi protección y amparo y a mí pertenece de los defender y amparar y mantener en justicia». No obstante, para marzo de 1492 y bajo la mirada atenta del papa de Alejandro VI, la pareja real decretaría la expulsión de los judíos de sus reinos que no se convirtieran a la fe cristiana -como ya lo habían hecho Inglaterra (1209) y Francia (1306)-. Pese a ello, la justicia social también fue un estandarte defendido por la reina católica.

Durante las tres décadas que estuvo en el trono, Isabel de Castilla logró edificar junto a Fernando de Aragón todo un imperio que trascendería el mundo conocido. Pionera para su tiempo y rompedora de esquemas, trasladó hacia Las Américas no sólo la fe que profesaba sino su visión de progreso, su política y su lengua. Así lo hizo ver Nebrija cuando expresó de la Reina que «en su mano y poder no menos está el momento de la lengua que el arbitrio de todas nuestras cosas.

La soberana veló por el predominio de la lengua en castellano, ya estandarizada desde el siglo XI y que había nacido como continuación del latín vulgar, hablada en toda la región de Castilla. Así lo demuestran los vestigios primigenios hallados en los cartularios de la colegiata burgalesa de Santa María de Valpuesta o las pequeñas grafías recogidas por las glosas emilianenses de San Millán de la Cogolla -mezcladas con préstamos del árabe luego de la reconquista-; que terminaron por convertirse en la voz del reino.

La política lingüística de Isabel La Católica no sólo se basó en la unidad y expansión en torno al castellano, sino que contribuyó a su cuidado y correcto empleo. Muchos, como el catedrático de Lengua Española José María Gómez, no dudan en afirmar que «tan trascendental para el futuro como la obra de Nebrija, fue la actitud de la reina Isabel ante el lenguaje».

Hoy en día, existen más de 485 millones de hablantes nativos de español, a los que se suman otros 74 millones de personas que lo hablan como segunda lengua. Solamente en Estados Unidos, más de 41 millones de habitantes hablan el castellano como lengua materna (aproximadamente un 12.5 % de la población). El español es el idioma oficial en una veintena de países, dentro de los que España se ubica como la cuarta nación con el mayor número de hispanohablantes nativos, por detrás de México, Colombia y Argentina.

La Universidad Isabel I a través de la impartición de una treinta de titulaciones oficiales en español, defiende y promueve el cuidado del idioma. Su máster oficial en enseñanza del español como lengua extranjera se presenta como una herramienta que combina aspectos pedagógicos, lingüísticos y socioculturales que aportan una perspectiva global y fundamentada del castellano actual.

Con una marcada proyección internacional, la Universidad Isabel I reafirma la herencia histórica de siglos de relaciones entre pueblos. Acciones impulsadas como el primer Campus Internacional de Verano, han establecido un puente entre España y América Latina por el que transitan la colaboración y el conocimiento desde ambos lados del Atlántico.

Una apuesta certera de la Universidad Isabel I que potencia la movilidad universitaria de decenas de alumnos y afianza el vínculo hermanado con universidades de países como México, Colombia, República Dominicana, Honduras o Bolivia. Un camino de reencuentro a seguir ensanchando como la comunidad que somos en torno a lengua.