Sánchez, único presidente al que UGT y CCOO no han organizado una huelga general en una crisis económica
La pose de perfil que han decidido mantener los sindicatos ante las movilizaciones de distintos sectores económicos españoles -desde los transportistas al campo español pasando por los pescadores- proyecta un profundo contraste con su pasado de incendiarias protestas que protagonizaron no hace tanto tiempo, en concreto durante el mandato de Mariano Rajoy, el anterior inquilino de La Moncloa que fue apartado de sus funciones mediante la moción de censura presentada en su contra por el entonces líder socialista Pedro Sánchez. Precisamente, este último ha sido el único presidente de la democracia al que UGT y Comisiones Obreras no han organizado una huelga general durante una crisis económica.
Corría 2012, el primer año de mandato de Rajoy. Apenas dos meses después de su llegada al Gobierno, UGT y Comisiones Obreras convocaron dos huelgas generales, una en marzo y otra en noviembre. Aquella movilización sindical se levantó contra la reforma laboral del nuevo Gobierno, con manifestaciones masivas en defensa de «lo público» y contra los recortes presupuestarios implantados por el nuevo Ejecutivo en el escenario de la crisis financiera que estalló en 2008 y que aún se sentía y mucho en la sociedad. Sobre España se cernía la amenaza de su rescate por parte de sus socios europeos para evitar la quiebra del euro. Fue el año en que la prima de riesgo española se disparaba por encima de los 600 puntos básicos y en el que el entonces presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pronunció el 26 de julio la lapidaria frase de que haría «todo lo que fuera necesario» para salvar la moneda única.
Pese a la delicada situación que vivía el país, era una época en la que el recibo de la luz distaba mucho del elevadísimo precio que pagan ahora los consumidores por poner la lavadora. Tampoco era un momento de precios de los carburantes desorbitados como el actual, que está haciendo que el ciudadano de a pie se lo tenga que pensar antes de ir a llenar el depósito del coche haciendo escrutinio diario de la gasolinera donde el combustible está más barato. Entonces, el precio del litro de gasolina era de el precio de 1,52 euros frente a los cerca de 1,9o euros que se pagan hoy.
Los precios de la luz no marcaban día tras día los máximos históricos que vemos en la actualidad en febrero de 2017, cuando tanto UGT como Comisiones Obreras convocaron cuatro días de protestas por el entonces «absolutamente insoportable» alza de la factura eléctrica y para pedir un incremento del poder adquisitivo de los trabajadores ante «el encarecimiento de la vida», al que el entonces presidente Rajoy continuaba «insensible» pese a generar un problema para la cesta de alimentos básica. Ahora, paradójicamente, los sindicatos han preferido abrazar la moderación y la mesura antes de llenar las calles de pancartas ante una tesitura tan insostenible para los hogares. «Estamos con UGT viendo el asunto, todavía no hay nada, pero posiblemente sí lo haya. A lo largo de la semana sabremos algo», afirmó una portavoz de Comisiones Obreras en unos comentarios realizados a OKDIARIO.
No se libraron ni los anteriores presidentes socialistas
Incluso al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, durante la grave crisis económica de la Gran Recesión, los sindicatos le hicieron dos huelgas generales, una en septiembre de 2010 contra la reforma laboral, la reducción salarial en el sector público y la congelación de las pensiones, y en enero de 2011 contra la reforma de las pensiones.
Tampoco tuvieron compasión con José María Aznar a pesar de que la economía atravesaba por una bonanza económica. En junio de 2002, Comisiones Obreras y UGT convocaron una huelga general contra la reforma del subsidio de desempleo y un año después organizaron otra contra la participación de España en la Guerra de Irak y sus efectos socioeconómicos. No parece que su actitud haya sido la misma ante la que se libra estos días en Ucrania, que traerá probablemente unas repercusiones económicas más directas para España por su dependencia del grano de aquel país y en la que el Gobierno de Sánchez ha tomado partido mediante el envío de armamento.
Con Felipe González fueron cuatro las huelgas generales que protagonizaron los sindicatos en los años 1985, 1988, 1992 y 1994, todas ellas en protesta por cuestiones de empleo y de pensiones. La situación de la economía en la última etapa de su Gobierno era precaria: desde el segundo trimestre de 1992 hasta el otoño de 1993 el PIB se contrajo un 1,1%, mientras que para ganar competitividad se tuvieron que realizar cuatro devaluaciones de la peseta entre 1992 y 1995.
Hasta el presidente Adolfo Suárez tuvo que hacer frente a una huelga general, en este caso de dos horas de duración contra la intentona golpista del 23 de febrero de 1981.
Sánchez, por ahora, sigue inmaculado en este aspecto, pese a su nefasta gestión de la pandemia, el desastre económico del que aún se recupera España por el impacto del Covid y la ralentización que se avecina por la guerra de Ucrania.
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