Energía

Moncloa teme que Bruselas ni siquiera acepte la “excepción ibérica” para poder poner un tope al gas

excepción ibérica
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Las fuertes presiones de las principales empresas del Ibex, así como la que ejercen algunos de los países europeos, con Alemania, Holanda y Francia a la cabeza, están complicando cada vez más las cosas para que los Gobiernos español y portugués puedan aprobar medidas mediante la «excepción ibérica» que en su día autorizó el Consejo Europeo. En las últimas horas, en Moncloa, empiezan a admitir la posibilidad de que ni tan siquiera se les permita aplicar el tope al gas.

“Se han mandado dos propuestas y se está negociando muy intensamente, pero no parece suficiente”, señalan. Y admiten ya que “lo que es altamente improbable es que acepten el tope de 30 euros que se solicitó”.

Esta semana hará un mes que el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, y el primer ministro luso, Antonio Costa, lograron que los 27 autorizasen esta excepcionalidad al tener en cuenta la poca interconexión eléctrica de los dos países con el resto de Europa. Pero la medida seguía siendo intervencionista y podía tener una afectación a todos los mercados europeos. De ahí la preocupación de la mayoría de estados miembros que acabaron aceptando para lograr un acuerdo tras una reunión eterna y ante la intransigencia de Sánchez que no quería salir con las manos vacías.

Algunos países, como Alemania u Holanda, reconocían en privado tras la reunión haber cedido conscientes de que podrían llegar a paralizarlo más adelante. Era la misma noche del Consejo Europeo. En este punto están las cosas. Las presiones de unos y otros, y la falta de garantías que tiene la Comisión Europea sobre la repercusión que tendrá en el mercado común, frenan la medida estrella que, según Sanchez, ya se debería empezar a aplicar esta misma semana. Pero no será así. Tampoco se aplicará durante tres meses como inicialmente había prometido. Si se logra alcanzar un pacto a principios de mayo, apenas estará en vigor unas semanas.

Aunque en el Ejecutivo empiezan a creer que todo puede acabar desvaneciéndose, la última petición de Moncloa a Bruselas incluía poder prolongar las medidas hasta finales de año. Una demanda que parece más que improbable que se tenga en consideración, teniendo en cuenta que los altos funcionarios y el resto de países se inclinan por rechazar el toque directamente. La razón principal es que España y Portugal no aclaran quién lo va a pagar, si el contribuyente en la factura de tipo fijo -como pide Podemos-, o las eléctricas, algo que rechazan las empresas.

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