Economía
La 'startup' Gilbreth

La moda se suma a la economía colaborativa: prendas que se comparten mientras se dona 1€ a África

Imaginen que la camiseta que llevan puesta pudiese dar la vuelta al mundo. Piensen que su sudadera ‘de la suerte’, la que ha llevado a exámenes o a su primera cita, viajase hasta Indonesia. Esto es lo que cada día sueñan Álvaro y Carlos, los fundadores de la Gilbreth, la marca de ropa española que quiere dar una segunda vida a las prendas que fabrican.

Adquirirla es el primer paso y el segundo, compartirla. “Gilbreth se compromete a recoger la prenda cuando creas que es el momento ideal para compartirla”, explican sus fundadores.

La primera colección, diseñada en Indonesia y fabricada en Portugal, cuenta con ocho modelos de camisetas y dos sudaderas para chico, aunque con un guiño al estilo femenino. “Hemos conseguido que las tallas más pequeñas encajen a la perfección con la tendencia de boyfriend style de las chicas, algo más cómodo y desenfadado”.

Cada compra incluye una donación automática de un euro a una cuenta que se destinará a diferentes proyectos sociales en África con el “objetivo de favorecer el desarrollo de culturas locales”.

Venta online y medio ambiente

Pese a que su idea es abrir una tienda física en Indonesia, el primer paso es vender sus prendas online. «En esta primera fase enfocaremos los esfuerzos en la venta online, pero es cierto que tenemos un plan de expansión, a nivel nacional, en tiendas multitarea físicas».

Más allá de su lado solidario, está su compromiso con el medio ambiente y su lucha contra la industria textil para acabar con el modelo fast fashion, la producción masiva de prendas de ropa. «Perseguimos el compromiso con el medio ambiente, reducir la producción masiva de prendas textiles. Creemos que es necesario un giro radical en nuestros hábitos de consumo. Creemos en la necesidad de volver a valorar las prendas que compramos, como antaño, que estas pasaban de generaciones en generaciones y adquirían valor por ello, por lo que significaban, porque consideramos que hay belleza en el acto de compartir», apuntan.

Emprendedores

Para poner en marcha el motor de Gilbreth, pusieron el dinero de su propio bolsillo. “Hemos necesitado autofinanciar la primera parte del proyecto, la constitución de la compañía y la producción de las primeras prendas”. Ahora, han lanzado una campaña en Kickstarter para financiar la siguiente ronda de producción. “Esperamos recaudar 10.000 euros, un objetivo realista y que irá destinado a la producción de nuevas prendas”.

Han superado muchos obstáculos. El primero: compaginar sus trabajos con todo lo que requiere emprender un proyecto. Pero, dicen, aprenden cada día. “Nos parece alucinante todo lo que hemos aprendido y es muy satisfactorio ver que todo el esfuerzo y empeño que uno realiza para llevar a cabo un plan tiene sus frutos. Siempre decimos que ya podemos estar tranquilos, hemos hecho el mayor máster de Negocios que pueda haber en el mundo”.