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Economía
Entrevista de trabajo

Lo que nunca debes decir en una entrevista de trabajo: esta respuesta te descarta al instante

La pregunta que suele aparecer en muchas entrevistas de trabajo y que pocos saben cómo contestar

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Entrar en una entrevista de trabajo puede parecer, en algunos momentos, como enfrentarse a una prueba de fuego. Son muchos los nervios que se pueden llegar a acumular y aunque vayas preparado, existe una pregunta en concreto, que te puede pillar por sorpresa. Algo que puede hacerte responder lo que nunca deberías decir en una entrevista de trabajo y que a continuación, te desvelamos.

«¿Cuál dirías que es tu mayor debilidad?», esta es una pregunta que puede surgir en cualquier entrevista de trabajo, y aunque a primera vista parece una oportunidad para ser honesto, lo cierto es que dependiendo de lo que respondas puede que te abras puertas o que te las cierres. De hecho, algo que suelen responder la mayoría de candidatos es que son demasiado perfeccionistasy es ahí donde se encuentra el fallo ya que decir eso puede ser visto por quien recluta como una falta de sinceridad. Se trata de una frase tan trillada que usarla puede colocarte directamente en la lista de descartes.

Entonces debemos tener en cuenta que esa pregunta puede salir, y que en el momento en el que el entrevistador la lanza, no lo hace de forma casual. Busca observar más allá del currículum, saber quién hay detrás de las habilidades técnicas. Una prueba de autoconocimiento, de honestidad y, sobre todo, de madurez profesional. Y es ahí donde muchos tropiezan sin darse cuenta, porque lo importante no es encontrar la respuesta perfecta, sino la más auténtica y constructiva.

Lo que nunca debes decir en una entrevista de trabajo

No es una trampa, aunque lo parezca. Cuando un reclutador pregunta por tu mayor debilidad, no espera una confesión dramática ni que le expliques tus inseguridades. Lo que realmente quiere es saber si te conoces lo suficiente como para identificar áreas de mejora, y si estás haciendo algo para trabajarlas. Esa es la clave.

Tal como explican expertos en selección de personal, como Sonia Rodríguez (Randstad) y Lidia Sanz (Iman), lo que buscan es comprender cómo gestionas tus puntos débiles, si pueden interferir con el puesto que vas a desempeñar, y si tienes la capacidad de evolucionar. En definitiva, no se trata solo de qué dices, sino de cómo lo dices y qué haces al respecto. Lo que más se valora no es la debilidad en sí, sino la actitud que tienes frente a ella.

La peor respuesta posible: «Soy perfeccionista»

Esta frase, que alguna vez pudo haber sonado sensata, hoy es sinónimo de respuesta de manual, de frase aprendida de memoria y carente de contenido real. Según los especialistas, hasta un 90% de los candidatos acuden a ella o a alguna variante como «soy muy responsable», creyendo que así demuestran compromiso. Pero el efecto es el contrario.

Lo que detectan los entrevistadores es una falta de profundidad, y además, transmite la idea de que no has reflexionado realmente sobre tus áreas de mejora o que no quieres asumir ninguna debilidad real. Eso, en un entorno profesional donde se valora el desarrollo continuo, puede ser decisivo para desestimarte.

Cómo responder bien

Entonces, ¿qué se espera realmente? No hace falta contar tu vida ni airear inseguridades personales, pero sí es esencial ser sincero, coherente y profesional. Por ejemplo, puedes reconocer que te cuesta delegar tareas, pero explicar cómo has aprendido a confiar en tu equipo y distribuir mejor el trabajo. O decir que antes te ponías muy nervioso al hablar en público, pero que has empezado a formarte o a exponerte poco a poco para mejorar.

El truco está en elegir una debilidad que sea real, pero que no afecte directamente al desempeño del puesto, y acompañarla siempre de una acción concreta que estás llevando a cabo para superarla. Así no sólo demuestras autoconocimiento, sino también capacidad de mejora y compromiso con tu desarrollo profesional. Es eso lo que realmente buscan los seleccionadores.

Errores comunes al enfrentarse a esta pregunta

Hay varios fallos que se repiten con frecuencia. Por ejemplo, quedarse en blanco, contestar con un «no tengo ninguna debilidad» o soltar un «no sabría decirte» muestran falta de preparación o poca honestidad. Otro error habitual es responder con aspectos personales que no aportan nada al puesto, como «me cuesta madrugar» o «me distraigo con facilidad”» Aunque puedan ser verdad, no tienen lugar en una conversación profesional.

También es fundamental evitar la incoherencia. Si afirmas que eres una persona muy sociable y luego cuentas que prefieres trabajar sólo y sin interrupciones, el entrevistador detectará que algo no cuadra. La coherencia entre lo que dices y lo que haces es clave, y si hay dudas, eso puede afectar seriamente a tu candidatura.

En definitiva, cuando te enfrentas a una entrevista, recuerda que el objetivo no es parecer perfecto, sino mostrarte como alguien real, consciente de sus fortalezas y también de sus límites. La humildad, acompañada de una actitud positiva y enfocada en el aprendizaje, puede abrirte muchas más puertas que un discurso impecable pero vacío.