Economía

La importancia de la motivación a la hora de emprender

Muchas veces, cuando alguien decide cursar unos estudios o llevar a cabo algún tipo de negocio, se tiene más en cuenta la creencia sobre si realmente aquello servirá que no la propia motivación personal. Ello es, evidentemente, un error. Por ejemplo, hace unos años, se recomendaba a todo el mundo que cursara estudios relacionados con la topografía o la arquitectura.

Nos encontrábamos en plena burbuja inmobiliaria y con las Administraciones gastando mucho dinero en todo tipo de obras (algunas de ellas, como se ha acabado demostrando, inútiles).  Ahora bien, al estallar, estos profesionales se han encontrado sin posibilidad de encontrar trabajo relacionado con lo suyo y solamente les han quedado dos opciones: o bien trabajar en algo no relacionado con su capacitación profesional o emigrar al exterior.

Por lo tanto, cuando una persona abre un determinado negocio, desde un punto de vista emocional y racional, se debe establecer un equilibrio entre pasión y demanda.

Sus propias preferencias

Si una persona decide, por ella sola, sacar hacia delante un negocio de la nada, es muy complicado encontrar motivación para hacerlo si no es de un sector relacionado con alguna cosa que le motive.

Hay que tener en cuenta que las dificultades a superar, especialmente en el inicio, son muchas. Por lo tanto, solamente si hay pasión en lo que se hace la persona podrá generar aquel sobresfuerzo necesario para superar las adversidades.

Demanda

Por desgracia, puede que aquello que nos motive, en el lugar donde nos encontramos, no tenga posibilidades de surgir como negocio. En relación con lo anterior, por lo tanto, debe haber una unión de los dos factores: por un lado, que aquello que hagamos nos guste. Pero, por mucho que sintamos motivación para el negocio que impulsamos, si no existe la demanda al respecto, tampoco conseguirá mantenerse. Ante esta situación, el emprendedor tiene varias opciones: