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El IPC revienta la subida de las pensiones: adiós a lo que todos los jubilados esperaban

Las pensiones podrían bajar en 2025 debido al descenso del IPC

Es importante conocer la fecha clave para saber el dato anual del IPC

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La subida de las pensiones para el 2025 ha sido una de las noticias más esperadas por los jubilados y pensionistas en España, quienes confiaban en que las previsiones del Índice de Precios al Consumo (IPC) trajeran un incremento considerable. Sin embargo, lo que parecía una esperanza para mantener o mejorar su poder adquisitivo, ahora se enfrenta a una realidad menos favorable. A pesar de que en años anteriores se registraron aumentos sustanciales, este 2024 ha sido testigo de un descenso progresivo en el IPC, lo que impacta directamente en el ajuste de las pensiones para el próximo año, especialmente para las pensiones por incapacidad permanente.

El arranque de 2024 marcó un IPC del 3,4%, pero conforme avanzaron los meses, la tendencia fue en picada hasta llegar a un 1,5% en septiembre. Aunque todavía faltan los datos de octubre y noviembre, las expectativas son bajas. Para los pensionistas que dependen de las revalorizaciones anuales, especialmente aquellos con pensiones de incapacidad permanente, esta caída es sinónimo de menos dinero en el bolsillo, ya que la subida de las pensiones está directamente ligada a la evolución del IPC. Lo que en 2023 representó un alivio económico, hoy se vislumbra como una bajada generalizada para el 2025. Conozcamos entonces qué va a suceder con las pensiones de incapacidad permanente de cara al próximo año en relación al IPC y cuándo podremos saber exactamente el porcentaje del IPC anual que marcará ese anunciado descenso.

El IPC revienta la subida de las pensiones

El cálculo de las pensiones en España se basa en la evolución del IPC del año anterior, lo que significa que las pensiones de 2025 estarán determinadas por los valores registrados a lo largo de 2024. Este indicador, que refleja el encarecimiento de los bienes y servicios, juega un papel crucial en la revalorización de las pensiones, pero en esta ocasión no será un gran aliado para los pensionistas. El descenso del IPC ha dejado en evidencia que las subidas de las pensiones de incapacidad permanente para el próximo año podrían rondar entre un 2% y un 3%. Un aumento que, si bien parece aceptable en comparación con períodos de alta inflación, no será suficiente para compensar el aumento real en los precios de la vida cotidiana.

Esta situación no es la primera vez que ocurre, pero sí resulta más notoria para quienes habían visto incrementos significativos en los últimos años. En 2023, el IPC fue considerablemente más alto, lo que permitió un ajuste mucho más generoso en las pensiones, devolviendo a los jubilados un respiro económico que ahora se desvanece. Con un IPC por debajo del 2%, la subida para 2025 apenas logrará mantener la inflación a raya, y muchos temen que, en realidad, terminen perdiendo poder adquisitivo frente a un panorama de precios que, en general, sigue subiendo en otros sectores clave.

Fechas clave para conocer el incremento final

A pesar del desalentador panorama, aún hay cierta incertidumbre sobre el dato final del IPC para este año. Las cifras de septiembre ya encendieron las alarmas al marcar un descenso significativo, pero el dato definitivo se dará a conocer el próximo 13 de diciembre de 2024. Este será el día en que los pensionistas finalmente sabrán con precisión cuál será el incremento que recibirán en 2025. Aunque muchos expertos ya adelantan que no se esperan grandes sorpresas ni un repunte considerable en los últimos meses del año, lo cierto es que estas fechas son decisivas para quienes dependen de ese ajuste anual para equilibrar sus cuentas.

El avance del IPC de noviembre, que se publicará el 28 de ese mes, dará una pista más clara sobre el cierre del año, pero todo apunta a que la revalorización de las pensiones será bastante modesta. Para aquellos pensionistas que ya viven ajustados económicamente, este pequeño incremento será insuficiente para hacer frente al encarecimiento de productos esenciales como la alimentación, la energía o el transporte. La diferencia entre lo que suben las pensiones y el aumento real del coste de la vida es lo que más preocupa, ya que esta brecha es la que determina la calidad de vida de miles de personas mayores y dependientes.

En resumen, la notable bajada del IPC a lo largo de 2024 ha sido un duro golpe para las expectativas de muchos pensionistas, quienes confiaban en que el ajuste de 2025 les proporcionara un alivio económico más significativo. Aunque el sistema de revalorización sigue vigente y garantiza que las pensiones se ajusten al IPC, el incremento proyectado será muy limitado y, en la práctica, no llegará a compensar el alza sostenida de los precios en sectores clave como la alimentación, la energía o los medicamentos. Esta situación deja a muchos pensionistas en una posición de vulnerabilidad, especialmente aquellos que cobran una pensión de incapacidad permanente, obligándolos a que posiblemente tengan que enfrentar otro año marcado por la incertidumbre económica. Mientras los precios continúan subiendo en muchos aspectos de la vida diaria, la pequeña subida en sus pensiones no será suficiente para cubrir las necesidades básicas ni para recuperar el poder adquisitivo que han perdido en los últimos tiempos.