La incertidumbre generada por el cambio de rumbo de los bancos centrales lleva al oro a máximos de seis años
Las riesgos geopolíticos y la amenaza de una desaceleración de la economía a nivel global impulsan a los inversores a abandonar la renta variable e invertir en activos refugio, como es el caso del oro. De este modo, el metal precioso se ha disparado en lo que va de año más de un 11% y se ha situado en máximos de seis años.
Esta revalorización del oro muestra por un lado la mayor aversión al riesgo de los inversores, que está provocando también una oleada de compras de deuda soberana y que ha llevado las rentabilidades de los bonos a mínimos históricos. El bund, el bono alemán de referencia en Europa, cotiza en terreno negativo desde el pasado mes de abril y la deuda española se encuentra en mínimos históricos justo por encima del 0,2%.
Aitor Méndez, analista de IG Markets, señala que «el giro dovish de los bancos centrales, especialmente de la Fed, se está reflejando en la cotización del oro. A finales del año pasado también había miedo a la guerra comercial, pero el oro caía porque los inversores compraban dólares convencidos de que la Reserva Federal (Fed) subiría los tipos. Ahora sucede todo lo contrario, se esperaban bajadas de tipos de la Fed, lo que debilita al dólar y como consecuencia, se encarece el oro».
Y es que el metal precioso ha llegado a alcanzar los 1.450 dólares por onza, en una espiral alcista que comenzó hace aproximadamente un año, cuando comenzó la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China. Junto al cambio de dirección en política monetaria por parte de los bancos centrales está la crisis del sector minero y las tensiones vividas esta semana en Oriente Medio entre Donald Trump e Irán.
Desequilibrio entre oferta y demanda
Marc Ribes, confundador de Blackbird, destaca que, «además de la inestabilidad geopolítica, existe otro factor que está afectando ampliamente a la cotización del oro en el corto plazo. Muchas mineras, después de varios años de crisis, han cerrado. Por lo tanto, si aumenta la demanda de este metal esas fábricas de producción no pueden generar esa capacidad de oro. El desequilibrio que se produce entre la oferta y la demanda provoca el alza en el precio que estamos viendo desde comienzos de año».
De este modo, la falta de rentabilidad de los bonos junto con el temor al riesgo de la renta variable empuja a los inversores a refugiarse en la seguridad del oro. Esto, unido al hecho de que los bancos centrales también están aumentando sus reservas del metal precioso, como es el caso de China y Rusia, hace prever que la tendencia alcista podría continuar en los próximo meses si Trump no lo impide ‘a golpe de tuit’.
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