Economía
Guindos

Guindos (BCE) dice que la desaceleración invita a actuar «con mayor prudencia» en política monetaria

La desaceleración experimentada en la zona euro y en el conjunto de la economía global invita a abordar con prudencia las decisiones de la política monetaria, según ha apuntado el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, quien ha subrayado que el instituto emisor no acometerá su primera subida de tipos hasta después del verano en función de la evolución de la tasa de inflación y de la economía.

«El perfil de desaceleración es bastante evidente», ha reconocido el vicepresidente del BCE durante su intervención en un acto organizado por Deusto Business School y KPMG, donde ha señalado que probablemente las nuevas previsiones macroeconómicas del BCE, que se publicarán en marzo, «no serán muy diferentes de las publicadas por la Comisión Europea», que rebajó seis décimas la semana pasada el crecimiento de la zona euro.

En cuanto a los precios, se prevé que la inflación general seguirá desacelerándose en los próximos meses. «Esperamos que la inflación subyacente se acelere a medio plazo a pesar de que la inflación general mantenga una tendencia a la baja en los próximos meses», declaró el exministro español de Economía, Industria y Competitividad.

No obstante, el vicepresidente del BCE ha subrayado su confianza en que la evolución económica permite tener confianza en que se acabará teniendo convergencia con el objetivo de inflación y ha apuntado que, tal y como puso en evidencia la institución en su última reunión de política monetaria, los riesgos a la baja son mayores y por tanto «las decisiones de política monetaria se adoptarán con mayor prudencia».

En este sentido, el banquero español ha reiterado que el BCE mantendrá un estímulo importante, añadiendo que no habrá subidas de los tipos de interés hasta después del verano.

Al ser cuestionado sobre la posible ‘japonización’ de la eurozona, el vicepresidente del BCE ha expresado su confianza en que la zona euro no llegará a una situación como la japonesa, señalando las diferencias entre ambas economías en relación con los flujos de inmigración y el esfuerzo de consolidación acometido en la eurozona, aunque ha apuntado que «en términos de renta per cápita Japón no lo ha hecho tan mal».