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Economía
GESTIÓN DE PATRIMONIOS

Datos e información, una inversión necesaria

La información, sin ningún tipo de dudas, es poder. Hoy en día, las empresas, antes de tomar cualquier decisión de mercado, intentan aunar el máximo de información posible para, a partir de su análisis, emprender un camino u otro. Aunque la seguridad al cien por cien nunca existe, cuanta más información se consiga reunir, más baja será la probabilidad de tomar una decisión incorrecta. Así pues, invertir en información es, ahora mismo, una necesidad para toda aquella compañía que quiera aumentar o mantener su posición en el mercado.

¿Cómo invertir en información?

En ningún caso se debe considerar la inversión en información como algo secundario o de poco valor. Por lo tanto, hay que dedicarle la partida correspondiente en el presupuesto y, sobre todo, no hacerlo a medias. Si tomamos la decisión a partir de unos datos incorrectos, insuficientes o que no se han tomado en el momento o lugar adecuado, el resultado será una inversión que puede acarrear importantes pérdidas. Por lo tanto, para invertir en formación, es importante considerar lo siguiente:

· Acotar desde un punto de vista temporal y geográfico la recopilación de información. Hay que saber encontrar el momento adecuado para empezar la recopilación de datos y delimitar la zona donde se encuentra el público objetivo buscado. El primero es un punto de especial relevancia si la actividad de la empresa es estacional. Las respuestas sobre una misma preferencia de un mismo consumidor pueden variar según el momento del año y hasta el estado del ánimo. Por lo tanto, también, hay que ir con cuidado con según que respuestas extremas y saber el motivo por el cual algunas respuestas se  diferencian en exceso de la media.

· Vigilar con las bases de datos de empresa. Hay empresas que ofrecen bases de datos. En este caso, intentan mostrar cuantos más datos mejor, pero ello no significa que nos sean más útiles. En caso de optar por este tipo de empresa, hay que asegurarse que el origen de la base de datos es el que buscamos y que la muestra que se ha utilizado es realmente representativa en relación al segmento que queremos estudiar.

· Saber interpretar correctamente los datos. Una vez se han recogido los datos, empieza una tarea tan o más importante: interpretarlos. Es decir, tomar decisiones a partir de la información recogida. En ese sentido, toman importancia programas informáticas que, mediante fórmulas matemáticas y algoritmos, permiten llegar a conclusiones. Igualmente, hay una serie de datos de tipo cualitativo que hay que analizar con consciencia y, a partir de ellos, generar un cliente objetivo “tipo” sobre el cual enfocaremos toda la acción de marketing.

· No pretender que los datos nos den la razón. Algunas veces, la dirección de la empresa tiene una idea preestablecida de lo que sería más adecuado hacer. Entonces, enfocan la tarea de interpretación de datos de forma que esperan que éstos les den la razón. Se trata, como es lógico, de un gran error. No siempre aquello que en un primer momento se ha pensado acaba siendo lo más adecuado y, si se realiza el estudio de mercado, es para conocer mejor el mercado. Por lo tanto, más que por sensaciones o presentimientos, hay que fiarse de los datos obtenidos.