Cuando Rajoy pidió al Sabadell volver a Cataluña
BBVA responde al regreso de Sabadell a Cataluña: promete al Gobierno una sede allí si triunfa la OPA
Cómo ha empezado el año en el mundo empresarial. El fin de semana pasada se produjo el adelante de la esperada destitución de Pallete al frente de Telefónica, unas prisas del Gobierno que siguen sin explicarse por completo. Y después, el golpe de efecto de Josep Oliu con la vuelta de la sede del Banco Sabadell a Cataluña.
Una jugada de clara intencionalidad política para asegurarse el apoyo del Gobierno en la OPA del BBVA, como informó OKDIARIO. Y que ha obligado a Carlos Torres a reaccionar prometiendo mantener en Cataluña una co-sede del banco fusionado si la operación tiene éxito.
Pero esta historia viene de lejos, y no siempre ha tenido como impulsor al PSOE. Al contrario, el PP siempre ha intentado que los grandes bancos y empresas vuelvan a Cataluña y, de hecho, lo llevaba en su programa electoral de las últimas autonómicas. Pero es que mucho antes, en 2018, el propio Mariano Rajoy trató de convencer a Oliu de que el Sabadell retornara.
Imagen de normalización
Como lo oyen. Hay que situarse en el contexto de aquel momento: tras el referéndum ilegal de octubre de 2017 y la intentona de golpe de Estado (declaración unilateral de independencia), el Gobierno del PP aplicó el artículo 155 de la Constitución porque no le quedaba más remedio y se produjo la famosa saga/fuga de Puigdemont en el maletero.
La retirada de las competencias a la Generalitat y su asunción por el Gobierno central devolvió la normalidad institucional (aunque no la paz social, puesto que el independentismo habló de presos políticos y convocó numerosos disturbios con esa excusa). Entonces, para reforzar la imagen de vuelta a la normalidad tras lo ocurrido, una de las mejores medidas era la vuelta de los bancos y las empresas que se habían llevado sus sedes sociales fuera de Cataluña por miedo a lo que pudiera pasar.
Por ello, Rajoy habló con Oliu para intentar que el Sabadell volviera en ese momento. ¿Por qué el Sabadell? Pues porque fue el primero en irse -no podía correr el riesgo de quedarse fuera de la zona euro y de la liquidez y el sistema de pagos del BCE- y abrió la puerta a los demás, en especial a la institución más importante de Cataluña: el conglomerado La Caixa.
Oliu no se fía
La lógica era que, si el Sabadell volvía unos meses después, los demás le seguirían de nuevo y todo quedaría como antes. El procés sería un breve paréntesis en la normalidad constitucional, un mal sueño que se olvidaría rápidamente. Y entonces el PSOE apoyaba la idea, ojo.
La petición de Rajoy encontró eco en el entonces consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, próximo al nacionalismo catalán de toda la vida y que había hecho equilibrios para guardar la equidistancia entre la legalidad y la ofensiva independentista. Sin embargo, Oliu -históricamente más próximo al PSC- se negó.
«Oliu no se fiaba de que la normalidad hubiera vuelto definitivamente y de lo que pudiera pasar cuando se levantara el 155. Decía que estos están locos, hay gente huida, hay gente prendiendo fuego a las calles… Su decisión fue que había que esperar a ver cómo evolucionaban los acontecimientos», explica una fuente conocedora de aquella situación.
Nuevos intentos
Una espera que se ha prolongado durante siete años, si bien ha habido cantos de sirena en varias ocasiones. Tras la moción de censura contra Rajoy, el levantamiento del 155 y la llegada de Quim Torra a la presidencia de la Generalitat, se pidió de nuevo al Sabadell su vuelta para dar esa imagen de normalidad. Pero Oliu siguió en sus trece: tampoco se fiaba con los mismos que habían provocado el procés en el Gobierno autonómico diciendo que lo volverían a hacer y, peor aún, con un Pedro Sánchez que dependía de que ellos se abstuvieran para gobernar en España.
De nuevo se repitió la historia cuando Pere Aragonès, de Esquerra, llegó al poder en 2021. Pero Oliu tampoco lo veía claro, dado que los postulados de ERC y sus declaraciones públicas seguían en la línea de volver a intentar proclamar la independencia en el futuro.
Entremedias llegó la primera intentona del BBVA de comprar el Sabadell en 2020, en la cual también se incluía que el banco fusionado tendría una co-sede operativa en Cataluña para satisfacer a Sánchez, entonces totalmente dependiente de ERC. Eso sí, la sede social no se pondría allí puesto que el BBVA jamás la va a mover de Bilbao por mucho que todos sus servicios centrales estén en Madrid; sería casus belli para el PNV.
Illa abre la puerta
Y así llegamos a la actualidad, cuando se le han juntado a Oliu el hambre con las ganas de comer: la necesidad de reforzar el apoyo del Gobierno contra el BBVA y la llegada de Salvador Illa a la presidencia autonómica, algo que ahora sí puede vender como la vuelta a la normalidad al tratarse de un presidente no independentista (sin olvidar los lazos de Oliu con el PSC). Era el momento.
El golpe de efecto ha sido sonado y ha vuelto a ganar por la mano a un BBVA que está totalmente descolocado y que no sabe qué hacer: si retirar la OPA, con un coste enorme para Torres, o subir el precio en contra de sus accionistas (y con el riesgo de que lo que sube en efectivo se vea anulado por la probable caída de su cotización en la parte de canje de acciones), algo que es lo que espera todo el mercado viendo que la OPA no sale de ninguna manera en las condiciones actuales.
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