Economía

La actividad de servicios apunta a una contracción del 0,2% del PIB de la eurozona en el tercer trimestre

La actividad del sector privado de la zona euro se ha deteriorado sensiblemente durante el mes de agosto, cuando además de la caída de la actividad en el sector manufacturero también se ha registrado un empeoramiento en el sector servicios, según los datos adelantados del índice de gestores de compra (PMI), que sugieren una contracción del PIB de la eurozona del 0,2% en el tercer trimestre de 2023. Un deterioro que también se registra en España.

En concreto, la estimación adelantada del PMI compuesto de la zona euro se ha situado en agosto en 47 puntos, frente a los 48,6 del mes anterior, su peor resultado en 33 meses, ya que la ligera recuperación del sector manufacturero, con una lectura del PMI de 43,7 puntos, frente a los 42,7 de julio, se ha visto compensada por un PMI de servicios de 48,3 puntos desde los 50,9 del mes anterior, su peor dato en 30 meses.

«Lamentablemente, el sector servicios de la zona euro muestra indicios a la baja con resultados similarmente débiles a los del sector manufacturero», señala Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, para quien el análisis de las cifras del PMI lleva a la conclusión de que «la zona euro se contraerá un 0,2% en el tercer trimestre».

En este sentido, el experto advierte de que la presión a la baja en la economía de la zona euro durante el mes de agosto proviene principalmente del sector servicios alemán, mientras que en el sector manufacturero, las firmas alemanas también están reduciendo su producción. «Esta evolución sólo acrecentará la noción de que Alemania es el enfermo de la economía europea», añade.

De este modo, en agosto las empresas de la zona euro prácticamente paralizaron las contrataciones como consecuencia del deterioro de la demanda y unas perspectivas más pesimistas para los próximos doce meses, dado que las expectativas futuras descendieron hasta alcanzar su nivel más bajo en lo que va de año.

Asimismo, aunque las presiones inflacionistas siguieron situándose muy por debajo del nivel observado durante gran parte de los últimos dos años y medio, impulsadas por una caída de los precios en el sector manufacturero, las tasas de inflación de los índices de costes y precios cobrados aumentaron debido, parcialmente, a las presiones alcistas de los costes salariales.

«La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha hecho sonar la alarma de que la economía puede enfrentarse a aumentos salariales y menos productividad, lo que generaría una mayor inflación. Parece que estas preocupaciones están a punto de hacerse realidad», señala De la Rubia.