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Fórmula 1: Gran Premio de Barcelona

Paseo militar de Hamilton en Montmeló; Sainz remonta hasta el octavo

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Lewis Hamilton recuperó el liderato del Mundial y puso las cosas en su sitio con una exhibición estratosférica en Montmeló. El británico encabezó un nuevo doblete de Mercedes –el quinto en cinco citas– en una carrera en la que un safety-car a falta de 20 vueltas permitió a Carlos Sainz remontar de la undécima posición hasta la octava.

La carrera se inició de una manera muy disputada. Bottas, el poleman, salió horriblemente llegando a la primera curva en paralelo con Hamilton y Vettel. De ese sandwich a tres, salió victorioso el tetracampeón de Fórmula 1 quedándose el interior y destacándose para el resto de la carrera.

El peor parado, como no, fue un Vettel que cayó hasta la cuarta posición y con un plano en su rueda condicionando una barbaridad su primer stint hasta el punto de que su compañero Charles Leclerc pedía por radio que le dejasen pasar a su jefe de filas.

Mientras tanto, Sainz batallaba con Ricciardo por la duodécima posición. La carrera era muy previsible con dos únicos puntos de adelantamiento, pero se transformó en otra cosa con la salida del safety-car. Ferrari, por el camino, había hecho un esperpento colocando a Leclerc unas ruedas duras que casi le mandan fuera de los puntos de no haberlas cambiadas.

El accidente entre Norris y Stroll –cuánto acné y cuánta inexperiencia– hizo que saliese el coche de seguridad para que Sainz y McLaren fueran los más listos de la clase colándose por delante de un equipo Toro Rosso que falló en la coordinación en la box. 

La carrera se relanzó permitiendo al español adelantar a Magnussen, mientras que por delante Verstappen mantenía el milagroso podio de Red Bull ante un nuevo bochorno de Ferrari. Mercedes ganó sin dar el 100% de su potencial en Barcelona. El Mundial empieza a tomar color plateado, como en los últimos años. Pocas sorpresas nos quedan por ver en la Fórmula 1 actual.