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Liga Santander: Atlético de Madrid - Barcelona

Luis Suárez pasa factura a Koeman

El Atlético derrota por segunda vez consecutiva a los de Koeman en el Metropolitano y se refuerza como candidato al título

Los azulgrana evidencian en el Metropolitano sus carencias: les espera un largo camino minado

Partidazo superlativo de Joao y Lemar y primer gol de Suárez a su ex-equipo

Así te hemos contado el Atlético - Barcelona

Luis Suárez pidió perdón tras marcar al Barcelona

El gesto más polémico de Luis Suárez: ¿recordó a Koeman la llamada con la que le echó del Barça?

El Atlético despedazó al Barcelona jugándole al contragolpe y le dejó muy claro que su papel a corto plazo es sólo ser un comparsa. Lemar y Joao estuvieron superlativos y Suárez le marcó por primera vez a su ex-equipo en una noche en la que el público volvió al Metropolitano. Éste es uno de esos partidos que cambian la historia. Simeone y sus jugadores van a por la Liga. Koeman y los suyos…a por lo que puedan

Durante ocho temporadas el Atlético de Madrid de Simeone fue incapaz de ganarle un solo partido de Liga al Barcelona de Messi. Le eliminó dos veces de la Champions y le derrotó en Arabia en la Supercopa, pero en el Campeonato doméstico mordió el polvo una y otra vez sometido al yugo del mejor jugador del mundo, verdugo impenitente tanto en el Calderón como en el Metropolitano. El castigo era tan cruel como frecuente. Parecía imposible derribar ese muro.

El Barça de Messi perdió por primera vez en casa del Atlético en el curso pasado. Por la mínima, con un gol de Carrasco. Hoy el castigo ha sido más contundente. Ni aquel ni éste son dos resultados casuales. Es la confirmación de un cambio de tendencia. El Atlético volverá a pelear por el título. Al Barcelona le espera un largo camino minado. Estamos ante uno de esos momentos que cambian la historia. Por lo menos la rojiblanca.

La noche fue también un punto de inflexión para Joao Félix. El fichaje más caro de la historia del club necesitaba un partido así ante un grande. Partiendo desde la banda izquierda el portugués desestabilizó toda la defensa adversaria y fue decisivo en los dos goles. Aquellos que veían en él a un futbolista superlativo no parece que fueran mal encaminados. Ahora lo que necesita es tener continuidad, pero el primer paso ya lo ha dado.

Simeone diseñó un once hegemónico con muchos futbolistas predestinados a jugar por delante del balón, pero en la pizarra del vestuario el discurso fue diferente. El Atlético renunció a asumir el mando y dejó que fuera el Barcelona el que acaparara la posesión. El objetivo era fabricar los espacios suficientes para que el equipo hiciera daño al contragolpe. Suárez fue el gran perjudicado del arranque inicial del partido porque le alejaron del área, pero al uruguayo eso no le preocupó. Sabía que tarde o temprano llegaría su momento. Por supuesto eso fue lo que sucedió.

Anclado a la banda derecha para salir hacia su mejor perfil de disparo, Thomas Lemar inició las hostilidades a los ocho minutos tras una pared que le permitió llegar hasta el borde del área. Desde allí el francés soltó un zurdazo raso que se fue por poco fuera de los límites de Ter Stegen. El disparo no cogió portería, pero encendió al estadio y sirvió para que el Atlético marcara el territorio. Poco después Joao puso en evidencia que llegaba motivado al partido con una carrera desbocada en la que se midió a Araujo y salió vencedor.

El menino fue el autor del segundo disparo rojiblanco. A los 16 minutos Carrasco le robó a Mingueza un balón prohibido y combinó con el portugués para que éste, a la media vuelta, probara fortuna. Al igual que había sucedido antes con Lemar el disparo salió fuera, pero Simeone se sintió satisfecho en el banquillo al comprobar lo enchufado que estaba Joao. Justo lo que el entrenador se había cansado de reclamarle.

El partido avanzó con el Barcelona ejerciendo un dominio que le acercaba cada vez más al área, pero sin la mordiente necesaria para hacer daño y dejando cada vez más espacios a su espalda. Justo lo que buscaba el Atlético. A los 24 minutos Joao maniobró por la izquierda con un regate maravilloso que le sirvió para deshacerse de Mingueza y combinar con Suárez, que advirtió la llegada de Lemar. El francés recibió el balón, levantó la cabeza y resolvió ante Ter Stegen con un disparo impecable. El 1-0. La catarsis que llevaba un año y medio esperando el Metropolitano. El grito colectivo que salió del estadio se oyó en la Puerta del Sol.

Escarmentado por haberse dejado atrapar con tanta facilidad, el Barcelona se guardó las balas de fogueo y empezó a utilizar munición de verdad. Coutinho soltó un empalme en el borde del área al que sólo le faltó un palmo para ser el empate, y luego De Jong no llegó por centímetros a una dejada de Depay. Claro que en el intervalo entre las dos ocasiones forasteras el Atlético tuvo el 2-0 en sus manos. Joao combinó con Suárez y el uruguayo, solo ante Ter Stegen, falló allí donde suele ser infalible.

El error de Suárez lo aprovechó el Barcelona para intimidar por primera vez al Atlético. El equipo del teletrabajador Koeman empezó a mandar en todo…o en casi todo porque lo único cierto es que Soto Grado mandó a los futbolistas al vestuario sin que Oblak hubiera tenido que intervenir más que para lanzarse al suelo ante Coutinho.

En cambio Ter Stegen sufrió un sobresalto decisivo. A los 43 minutos Joao volvió a sacarle las costuras a la banda derecha del Barcelona y habilitó a Lemar para que éste dejara a Luis Suárez mano a mano con el portero. El uruguayo paró el balón, aguantó un microsegundo y disparó con suavidad hacia un lado. Luego, mientras el estadio se volvía loco de nuevo, junto las palmas de las manos y pidió perdón. Un acto de contrición que no amortiguó el golpe mortal que recibió el Barcelona. El 2-0. El escenario perfecto que había imaginado Simeone.

60 minutos tardó el Barcelona en disparar por primera vez a puerta. Gavi se aprovechó de un error grosero de Hermoso para marcharse en ventaja y servirle un balón de gol a Coutinho, que ésta vez sí acertó con los tres palos, aunque para su desgracia se encontró con un gigantesco Oblak que le tapó el disparo. Fue el canto del cisne del brasileño, que no tardó en marcharse al banquillo. Ansu Fati ocupó su puesto.

Joao sacó a Ter Stegen de su letargo en la segunda parte con un disparo inofensivo tras una gran maniobra de Suárez. El portugués pudo haber apurado la jugada, pero ya estaba agotado. Simeone comprendió que había llegado el momento de dar oxígeno al equipo y les mandó al uruguayo y a él al banquillo. Griezmann y Correa pisaron por primera vez el césped con la misión de explotar el contragolpe. El francés pudo haberle dado la puntilla a su ex-equipo a los 74 minutos, pero su pase a Correa fue horrible.

Koeman quemó las naves con Luuk De Jong y Riqui Puig y se arriesgó a recibir el 3-0 adelantando al límite al equipo. Una maniobra suicida teniendo en cuenta que las piernas de Griezmann y Correa estaban frescas, pero no le quedaba otro remedio. Simeone llamó a zafarrancho a todo el estadio y metió  en el campo a Lodi y Felipe por Carrasco y Hermoso con el objeto de aguantar los 10 minutos que quedaban.

El entrenador y la grada manejaron a su antojo al resto del partido ante la impotencia de un Barcelona desdentado que no hincó el colmillo ni una sola vez. La cabeza de la clasificación les queda ya a mucha distancia a los azulgrana mientras el Atlético enmienda el desastre de Vitoria y recupera definitivamente para la causa a Joao. Sumando esta victoria a la de San Siro le queda al equipo una semana grande. Podrá irse satisfecho al parón de selecciones.