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Mundial de Fórmula 1: Gran Premio de Las Vegas

El cuarto tesoro de Verstappen se esconde en el circuito donde la FIA inicio su cruzada contra él

El piloto holandés rajó durante toda la previa de esta cita en 2023, el año de su inauguración

Luego, tras ganar la carrera ya siendo tricampeón del mundo, acabó cantando "¡viva Las Vegas!"

La FIA le cogió la matrícula y este 2024 le ha multado con todo tipo de sanciones

Max Verstappen vuelve a un territorio del que fue el primer conquistador y donde este domingo puede coronarse por cuarta vez consecutiva como el rey absoluto de la Fórmula 1. Hablamos de Las Vegas, ese circuito que alberga el Gran Premio más estrafalario del Mundial, del cual el piloto holandés se quedó a gusto durante las semanas previas a su inauguración el año pasado.

El de Red Bull pegó todo tipo de rajadas acerca del innovador trazado callejero estadounidense para después ganar la carrera al cántico de «¡Viva Las Vegas!». Lo malo para él es que la FIA le cogió la matrícula y sus muchas palabras contrarias a la celebración de esta cita del calendario jugaron en su contra porque esta temporada ha sido uno de los pilotos más sancionados.

Tanto es así que la FIA se inventó una ley antipalabrotas que le costó un día de servicios comunitarios por decir «joder» en una rueda de prensa. Y no sólo eso, sino que algunas de sus acciones en pista, como los múltiples intentos de adelantamiento en el GP de México en los que violó los límites de pista, le acarrearon una doble penalización de diez segundos.

La FIA la tiene tomada con un Verstappen que por cuarta vez en su carrera en la F1 tendrá la oportunidad de proclamarse campeón del mundo, precisamente en Las Vegas. El destino le ha llevado a esa situación después de criticar ferozmente durante semanas la llegada de este GP al calendario del Gran Circo.

Max Verstappen en el GP de Las Vegas 2023. (Getty)

Verstappen y su cruzada con Las Vegas

Repasando lo que ocurrió en 2023, una pole de Charles Leclerc, seguida de una sanción de cinco segundos en la carrera al holandés, no fueron suficientes para evitar la victoria de Verstappen en Las Vegas. Su celebración fue lo más sorprendente del fin de semana, cantando en el interior de su monoplaza «¡Viva Las Vegas!», emulando a Elvis Presley.

Sin embargo, los días anteriores dejó declaraciones como esta: «Este fin de semana es un 99% espectáculo y un 1% evento deportivo», o esta otra: «Tengo ganas de intentar ser lo mejor que pueda, pero no de todo esto. Simplemente, estoy ahí de pie como si fuera un payaso». Aquella fue su carta de presentación en la ceremonia de inauguración de la cita estadounidense, la cual vino acompañada de otras joyas de este tipo: «No es muy interesante, no hay muchas curvas. Para ser sincero, no creo que sea tan emocionante».

El tiempo le acabó quitando la razón, porque la carrera de Las Vegas resultó ser de las más entretenidas del anterior campeonato, marcado por el dominio infranqueable de Verstappen en casi cada prueba. «Esperaba que fuera una buena carrera, que sucedieran muchas cosas y así ha sido», dijo al término de la misma retractándose de otras palabras como las que dijo tras los primeros entrenamientos: «He ido a mejores pistas en mi vida».

Además, puso una comparación futbolística: «Creo que Mónaco es como la Champions League y esto la Nations League». Otro de los problemas de la primera edición de este GP fue el trato a los asistentes, pues algunos de ellos fueron expulsados de las gradas el primer día y su única recompensa fue un bono de 200 para comprar material exclusivo de la F1. «¡Así todavía sacan dinero! Genial. Si fuese aficionado, destrozaría todo el lugar. Esto no está bien».

El holandés también fue muy duro el año pasado con toda la oferta de entretenimiento que envuelve al circuito, mucha de ella enfocada al vicio y al alcoholismo: «Aquí muchos vienen para ir de fiesta, beber, ver actuaciones… y esto se puede hacer por todo el mundo. Puedo ir a Ibiza y ponerme ciego, ¿sabes?».

Los pilotos se hartan de la FIA

Frases como estas acabaron desembocando en una constante persecución de la FIA tanto sobre el asfalto como fuera, lo que en buena parte también llevó en una carta reciente de los 20 pilotos hacia el presidente del organismo, Ben Sulayem, quejándose de la facilidad a la hora de sancionar por lenguaje inapropiado.