Sensación de vivir

Atlético y Real Madrid se miden en un duelo por un puesto en la final de la Champions League, un choque decisivo y mundialmente seguido, al igual que la serie Sensación de Vivir, que monopolizó el interés televisivo de adolescentes y veinteañeros en los años 90. El escenario de esta serie norteamericana estaba situado en Beverly Hills, la zona más elitista de Los Ángeles, la misma que ha utilizado Sergio Ramos para contestar al Atlético de Madrid después de los tuits publicados, intentando presumir de humildad por encima de los demás.

Será un partido por todo lo alto, pero en el que el protagonista tiene nombre y apellidos: Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro. El ariete luso, al igual que Dylan McKay en Sensación de Vivir, se ha encargado gracias a sus atributos, en su caso futbolísticos, de demostrar una vez más quién es el rey de reyes en la máxima competición continental.

Cristiano tiene los goles y ahora quiere llevarse una vez más a la chica deseada, la Champions, y para ello primero debe acabar el trabajo que empezó en el Santiago Bernabéu, donde con un espectacular hat-trick obligó al Atlético de Madrid a acudir a la heroica si quiere su billete a Cardiff. Enfrente tendrá a Oblak, el protector de las opciones del conjunto rojiblanco, que no quiere despedir al Calderón de sus noches intersemanales con una derrota ante el eterno rival.

En el bando madridista, además de Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, otro que estará mirado con lupa será Keylor Navas. Rompiendo con su estilo, el Atlético de Madrid tendrá que mostrar algo más que humildad y carácter si quiere remontar el resultado adverso de la ida, y por ello, el cancerbero tico deberá responder en una noche clave para su futuro. Liderando las acometidas ofensivas locales estará Griezmann, un elemento de disputa en terreno de juego y despachos para los dos últimos finalistas y un competidor feroz que busca su gran noche en Europa.

Dos equipos que buscan volver a una final, por luchar en el partido decisivo, para levantar la orejona. Se acabó el pique sobre quién es más humilde y comienza de verdad. Después de muchos golpes y la goleada de la ida, solo queda demostrar, una vez más, quién manda en la capital.