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Leganés 0-0 Atlético: Jornada 7

Al Atlético se le atraganta el pepino

El Atlético de Madrid quiso pero no pudo. Los hombres del Cholo Simeone no pasaron del 0-0 frente al Leganés en Butarque, mismo resultado que el del curso pasado en el campo pepinero. Pese al dominio colchonero, Oblak fue importantísimo para sacar un punto en el derbi madrileño.

Tres cambios hacía el Cholo Simeone respecto al encuentro frente al Chelsea. Pero la mayor novedad era el esquema: tres centrales y dos carrileros. Godín, Giménez y Savic partían por delante de Oblak. El trivote en la medular estaba compuesto por Koke, Thomas y Gabi, que a su vez estaban flanqueados por Ángel Correa y Saúl Ñíguez. La responsabilidad en el ataque recaía en Antoine Griezmann y en Luciano Vietto, que volvía al once.

Salió a morder el Atlético de Madrid, que desde el primer minuto dejó claro a todo Butarque que iban a por el partido y que no querían repetir la imagen del empate a nada del curso pasado. El Leganés generó algún peligro esporádico, teniendo que recurrir a las contras o al pelotazo para llegar al campo de los colchoneros.

Mención especial al partidazo de Saúl Ñíguez. El canterano demostró, una vez más, la clase de jugadorazo que es. El ilicitano parecía que llevaba toda una vida jugando en el flanco izquierdo. Participó activamente en defensa y en ataque, estando a punto de abrir la lata a la media hora de juego con un disparo de primeras que repelió el Pichu Cuéllar.

Koke tampoco se queda atrás. El vallecano hizo un derroche de entrega. Se asoció a las mil maravillas con Saúl, además de estar en todos lados. Omnipresencia, lo llaman. Viendo el choque que los dos futbolistas formados en La Academia firmaron en Butarque no es de extrañar que el Cholo Simeone quiera que ambos no sepan el significado de la palabra ‘rotar’.

Con balón, la presencia rojiblanca en campo del Leganés era total. Los diez jugadores de campo se plantaban en el campo rival buscando una grieta en el equipo de Garitano por la que hacer daño. Encontrar, se encontró poco, pero eso no quita para que el Atlético dominase el encuentro.

Oblak es un pepino

Ya en la segunda mitad, Jan Oblak tuvo que hacer sus paradas de rigor para demostrar por qué hasta los inexpertos le colocan entre los mejores porteros del mundo. El esloveno repelió con una gran demostración de reflejos los dos disparos de Nabil El Zhar, que había saltado al campo en el inicio del segundo acto. También apareció en el último minuto del choque para sacar una mano prodigiosa que evitaba el tanto local ante un centro envenenado de Amrabat.

Se comenzaba a atragantar el choque cuando el Cholo Simeone se decidió a mover ficha. Primero, Carrasco entraba para ocupar el lugar de Ángel Correa. Minutos después era Fernando Torres el que saltaba al verde para sustituir a un Luciano Vietto que sigue negado de cara a gol. Ni cinco minutos pasaron hasta que el técnico argentino agotase los cambios. Se volvía al esquema de cuatro defensas con una, a priori, incomprensible sustitución, la verdad. Griezmann dejaba el terreno de juego en detrimento de Sime Vrsaljko.

Querer y no poder

Tras la reanudación, al Atlético parecía habérsele acabado las ideas. Le costaba más a los rojiblancos que les comenzaba a pasar la factura la ansiedad de ver como seguía la igualada en el electrónico y los segundos pasaban. Se desgañitaba Simeone, que no le gustaba lo que estaba viendo. Parecieron espabilarse los rojiblancos, que a punto estuvieron de inaugurar el marcador con un cabezazo de Diego Godín que obligó al Pichu Cuéllar a realizar una estirada providencial. 

La tuvo también Fernando Torres en una jugada a balón parado. El remate del Niño, entre la cabeza y el hombro, se marchó por encima del arco pepinero. La victoria pasaba por sacar algo en el juego aéreo, donde los guerreros del Cholo Simeone estaban siendo superiores.

Y con el 0-0 se llegó al pitido final. Fue un quiero y no puedo. Las sensaciones no fueron malas en cuanto a juego, pero la falta de gol de este Atlético de Madrid preocupa. Sin duda el lector recordará las palabras de Griezmann en Butarque el curso pasado: “Si seguimos así vamos a pelear por el descenso”. Tal vez la mejor adaptación a este choque sería: “Si seguimos sin tener gol, no vamos a poder pelear por la Liga”.