Horóscopo

¿Por qué todavía hay quienes creen en los horóscopos?

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El motivo por el que seguimos creyendo en el horóscopo
Blanca Espada

La astrología es un arte de adivinación antiguo y controvertido. La primera evidencia se remonta a hace muchos milenios, en Mesopotamia. Siglos de progreso científico, sin embargo, no han afectado su encanto y disminuido su interés: mucha gente todavía cree en él y confía, de manera más o menos habitual y profunda, en sus presuntas habilidades proféticas. Pero, ¿por qué tanto interés por las previsiones y los perfiles de los signos del zodíaco aunque sepamos que carecen de base científica?. Veamos por qué la gente sigue creyendo en los horóscopos.

¿Por qué creemos en el Horóscopo?

La respuesta puede estar en la necesidad de definir nuestra personalidad y la de los demás y en la forma en que percibimos la realidad, modelando parte de nuestras expectativas sobre ella.

Un poco de historia sobre el horóscopo

La creencia en el horóscopo se fija en tiempos remotos. Fueron los babilonios los primeros en creer que había una correspondencia entre el movimiento del cielo eterno y los eventos terrenales temporales. El primer testimonio de esta creencia es el libro «Enuma Anu Enlil», donde se encuentran los primeros intentos de interpretar los eventos celestes divididos en cuatro grandes categorías, cada una vinculada a una divinidad. En la antigüedad el universo era un misterio absoluto y todas sus manifestaciones, como cometas o eclipses, eran temidos, porque se interpretaban como evidencia de una voluntad superior, signos de eventos positivos o negativos.

En unos pocos siglos, la astrología se extendió al Mediterráneo y en el siglo III a.C. los griegos comenzaron a predecir no solo el curso de los eventos, sino también el destino de cada individuo en función de las posiciones de los planetas (horóscopo).

Aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces, todavía hoy, según la astrología, la conformación del cielo (posición de estrellas y planetas) en el momento del nacimiento puede influir en la vida de un solo individuo.

El efecto tranquilizador del horóscopo

Que los planetas influyen en el carácter y la personalidad es una creencia mucho más aceptada que el hecho de que alguna forma del futuro pueda leerse en las estrellas. Gran parte de los «clientes» de los horóscopos se compone de curiosos y falsos conocedores ocasionales. Pero, ¿cuál es el secreto del éxito de la astrología incluso entre aquellos que realmente no la creen? ¿Y por qué, incluso si no crees en él, nunca desdeñas un vistazo al horóscopo?

Para los psicólogos que estudian el fenómeno, la posibilidad de «conocer» a una persona a través de las características genéricamente atribuidas a su signo, comunes a muchas otras personas, resulta muy reconfortante. En definitiva, ¿por qué hacer tanto esfuerzo por analizar y comprender al otro, cuando un simple perfil del zodíaco es suficiente para saber quién está frente a nosotros? El efecto «tranquilizador» también está presente cuando leemos nuestro carácter según las estrellas. Quizás esto se deba a un cierto carácter genérico. Una personalidad para ser «usada» por diferentes personas debe necesariamente ser contada con un lenguaje vago, pero no demasiado genérico para que tenga la apariencia de un perfil personal, en el que cada uno de nosotros pueda identificarse.

Diferente es el caso en el que nuestro carácter es descrito por un amigo o conocido. A menudo sucede que no nos encontramos, de hecho, a veces nos irrita. Quizás porque un amigo puede ser mucho más preciso y puntual que un astrólogo. Y menos tranquilizador. La confianza ciega que normalmente se concede a los horóscopos y planos astrales la explican los psicólogos precisamente con la necesidad de definir la propia personalidad y la de los demás, de forma tranquilizadora, pero con criterios distintos a los habituales: los perfiles de los signos del zodíaco o las cartas astrales no tienen nada que ver con la razón.

¿La mente nos engaña?

Y si por momentos nos parece que los horóscopos adivinan lo que predicen, se debe, según los psicólogos, a que la mente nos «engaña». De hecho, algunos estudios sobre percepción han sugerido cómo nuestra mente interpreta y adapta a nuestra situación cualquier información que recopila. En palabras de un astrólogo o entre líneas de un horóscopo tenderemos a captar inconscientemente todas aquellas afirmaciones que mejor se adapten a nuestra situación, recordando sólo aquellas posteriores.

La creación de expectativas

Pero también hay otra razón por la que los horóscopos a veces parecen funcionar. Depende del hecho de que aquellos que inconscientemente los creen se comportarán de una manera que los haga realidad. De hecho, la predisposición psicológica influye en nuestra forma de vivir las situaciones hasta tal punto que, en ocasiones, es capaz de modificar la realidad. Es el mecanismo por el cual el psicólogo Richard Wiseman también explica la suerte. Aquellos que se sienten desafortunados esperan que los demás los traten mal; el resultado será, por tanto, una actitud defendida y gruñona que, en consecuencia, atraerá la antipatía. Al contrario de lo que ocurre con los «afortunados».

Algo parecido ocurre en astrología: para hacer realidad una predicción, solo hay que creerla. Si alguien lee en el horóscopo que su pareja ideal pertenece al signo de Acuario, cuando conozca a uno se sentirá más fuerte, tranquilizado por la inevitabilidad de la conquista y podrá aprovechar al máximo sus cualidades de seducción y simpatía, aumentando su oportunidad de éxito.

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