Curiosidades
El término fue definido en el año 2008 por colectivos ecologistas

Ecosexualidad: ¿de verdad existe esta tendencia sexual?

Hoy en día, parecen existir tantas manifestaciones sexuales como formas de pensar hay entre los individuos. En cuestión de gustos no hay nada escrito y eso provoca que cada vez se despierten más filias y nuevos deseos sexuales entre los seres humanos. La última y más alocada sobre la que hemos tenido constancia: la ecosexualidad.

Entendemos que en un primer momento pueda parecer una orientación sexual extraña y poco extendida. Sin embargo, contrariamente a lo que este primer juicio, se trata de un colectivo que cada vez tiene más seguidores en todo el mundo.

¿En qué se basa la ecosexualidad?

Básicamente, esta elección se basa en un grado de conexión y amor por la naturaleza completo, tratándola como si de un ente humano y semejante a nosotros se tratase. De hecho, su expresión llega a un punto tan elevado que la mayor parte de los ecosexuales eligen a la Tierra como su compañera de vida.

Se trata, en definitiva, de una elección sentimental y sexual. De hecho, no es un fenómeno reciente. Fue definida en torno al año 2008 por varios algunos grupos ecologistas estadounidenses, que llegaron a escribir incluso un manifiesto que definía sus normas de conducta.

¿Sexo carnal con la Tierra?

Entonces, la pregunta es: ¿significa esto que los ecosexuales buscan sexo carnal con la Tierra? La respuesta es no. El único objetivo que persigue el colectivo es el de amar, honrar y cuidar el planeta hasta la muerte. Es, por lo tanto, una conexión mental a través del cual sienten placer por interactuar con elementos naturales como el agua, la tierra o los árboles.

Así reza el manifiesto ecosexual, definiendo algo que pretende ir más allá del sexo físico y carnal. “Somos acuófilos, terrófilos, pirófilos y aerófilos. Abrazamos los árboles sin pudor, masajeamos la tierra con los pies y hablamos eróticamente a las plantas. Nadamos desnudos, somos adoradores del sol y observadores de las estrellas. Acariciamos las rocas, disfrutamos de las cascadas y a menudo admiramos las curvas de la Tierra. Hacemos el amor a la Tierra con nuestros sentidos”.