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Podría ser Iguazú o Niágara pero está en Cataluña: la cueva con cascada natural más espectacular

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Barcelona es una de las ciudades más bonitas y visitadas de toda Europa, y a sólo una hora y media esconde un tesoro de la naturaleza que muchos turistas pasan por alto. Se trata de uno de los saltos de agua más impresionantes es la comarca de Osona, con una caída de más de 35 metros. El entorno es espectacular, con una cueva, rocas, helechos y musgo, creando un paisaje de gran belleza.

La ruta de senderismo para llegar hasta la cascada es una maravilla, y comienza en la localidad de Santa María de Besora, que cuenta con una población de apenas 140 habitantes. A pesar de su pequeño tamaño, alberga algunos monumentos de gran interés, como el Castillo de Besora, que ofrece unas vistas increíbles del pueblo y el entorno natural.

Salto del Mir

El Salto del Mir, con una impresionante caída de 35 metros de altura, es un lugar de gran belleza, especialmente durante la temporada de lluvias cuando el caudal aumenta significativamente. Además, el recorrido hasta la cascada atraviesa un paisaje boscoso que invita a la calma y la tranquilidad. Sin duda, es un plan increíble para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.

Ruta

Para llegar al Salto del Mir en coche desde Santa María de Besora, hay que coger la carretera BV-5227 en dirección a Vidrà. Después de recorrer 1,5 kilómetros, a mano derecha hay una pista de tierra bien conservada que conduce hasta la Masia del Mir, donde se ubica el restaurante «La Cabanya del Mir». Se puede dejar el coche en el aparcamiento del restaurante, siempre y cuando se vaya a comer allí.

Una vez aparcado el coche, comienza el recorrido por una pista descendente bien señalizada. Después de caminar un tramo, hay un cruce que señala el camino hacia «El Molí», y se sigue por esta pista.

Continuando la ruta, hay que avanzar hasta llegar a una pasarela que cruza la riera. Esta pasarela, utilizada antiguamente por los carros para transportar grano a los molinos, ofrece la oportunidad de observar la esclusa y los agujeros en la piedra donde se colocaban los maderos para retener el agua.

El camino sigue descendiendo entre hayas y chopos, dirigiéndose hacia el salto de agua. En el trayecto se pueden ver las ruinas de tres antiguos molinos, donde se encuentran las muelas del molino, un vestigio de su antigua función.

Al acercarse al salto de agua, se baja por unas escaleras de madera hasta llegar a la orilla del río, donde a la izquierda se encuentran los restos del tercer molino. A la derecha, aparece el impresionante salto de agua. En el interior de la cascada, se puede observar una cavidad en la roca. Después de disfrutar de las vistas del salto, se deshace el camino recorrido.

Santa María de Besora

Santa María de Besora es un municipio situado en la comarca de Osona, en Cataluña, España. Se encuentra en el límite con la comarca del Ripollés. Entre sus principales atractivos históricos se destacan el Castillo de Besora y la Iglesia de Santa María. Además, la zona ofrece oportunidades para realizar excursiones naturales, como a las Balmas de los Ferrers.

Castillo

A unos 1.025 metros de altura, se encuentran las ruinas del castillo de Besora y de la iglesia románica de Santa María. La iglesia, consagrada en el año 898 por el obispo Gotmar a petición de Emma, hija de Wifredo el Velloso y abadesa del monasterio de Sant Joan de les Abadesses, fue reconstruida en el siglo XI bajo la protección del castillo. Destacan su interesante campanario cuadrangular de tres plantas y el pórtico, probablemente del siglo XII.

Merece la pena visitar este lugar tanto por su valor arquitectónico e histórico como por su emplazamiento geográfico. El sinuoso sendero para llegar desde Santa María de Besora es de gran belleza y la vista panorámica desde la cima es magnífica.

Balmas de los Ferrers

Una balma es una cavidad natural en la roca derivada de su erosión, que puede tener una abertura de decenas de metros tanto de alto como de ancho, pero con menos profundidad que una cueva. A menudo, eran habitadas por campesinos que cultivaban las tierras de las casas vecinas.

Bufadores de Beví

Los bufadores son unos agujeros o grietas por donde sale una corriente de aire. Merece la pena la caminata por el maravilloso lugar donde se encuentran estos agujeros, ya que su ubicación en la ladera de la sierra de los Bufadores genera un microclima especial, con grandes bloques de roca cubiertos de musgo y una flora muy particular.

Es una zona de forma alargada y relativamente estrecha. Hay que fijarse en los agujeros que hay en el suelo. Al acercarse, se puede escuchar un silbido en su interior, de ahí el nombre de bufadores. A medida que se avanza en el recorrido, hay más agujeros, algunos de los cuales han sido documentados por expertos espeleólogos.