Molière, biografía del genio de la comedia francesa
Molière, dramaturgo y comediográfo francés creador de obras de teatro tan reconocidas como Tartufo, Don Juan o El burgués gentilhombre, nació bajo el nombre de Jean-Baptiste Poquelin en 1622 en París. Era hijo de un tapicero real y se cree que su afición por el teatro vino por parte de sus tíos, que lo llevaban a ver obras.
Trabajó como tapicero real de Luis XIII, sucediendo a su padre. No obstante, a los 21 años decidió dejar de lado su estatus social y buscar una carrera en los escenarios. Fundó el Ilustre Teatro con Madeleine Béjart, a quien había conocido años antes y de quien se enamoró.
Por aquel entonces comenzó a utilizar el nombre de Molière. Es posible que para evitar la deshonra que podía suponer para su padre tener a un actor en la familia, los cuales en aquel entonces no podían ser enterrados en terreno sagrado. El grupo de teatro entró en bancarrota a los dos años y Molière acabó abandonando París para ser actor durante cinco años.
Gloria en la comedia
En 1650 volvió a dirigir al grupo de teatro y tuvo la oportunidad de presentar obras ante el rey Luis XIV. La tragedia le aburrió, pero la farsa le divirtió. El dramaturgo descubrió que tenía más talento para la comedia y así comenzó a aumentar su reputación.
En los años venideros se ganó el favor del rey y Molière, junto a su compañía, fueron instalados en el Palacio Real en 1660. Cuatro años más tarde se le nombró responsable de las diversiones de la corte.
En sus obras, el dramaturgo representaba escenas cómicas costumbristas en las que criticaba algunos aspectos de la sociedad de manera absurda. En 1664 creó Tartufo, una de sus obras más reconocidas, en la que cargaba contra la hipocreía religiosa. No obstante esta fue prohibida durante cinco años por el rey.
Al año, en 1965, creó Don Juan, la historia de un hombre infiel y vividor inspirada en el famoso El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Sus obras tenían un gran éxito y esto provocó que su grupo de teatro se convirtiera en la Compañía Real.
En los años venideros el dramaturgo enfermó de tuberculosis y esto lastró su carrera. Tras el levantamiento de la prohibición sobre Tartufo en 1669, la obra triunfó.
Su vida y obra se verían acabadas cuando estaba representando El enfermo imaginario. Vestía de verde en aquel momento y desde entonces se dice que en Francia trae mala suerte que los actores vistan este color.
A pesar de la prohibición de que los actores fueran enterrado en el terreno sagrado de un cementerio, el rey permitió su entierro.
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