Existencialismo: concepto e ideas
Dentro de las corrientes filosóficas que han ganado peso a lo largo de la historia de la civilización humana, el existencialismo es una de las más importantes, pues se puede considerar que todavía hoy tiene mucho peso y un gran número de seguidores, casi tantos como detractores.
Aunque no se ha conseguido encontrar un acuerdo total en el concepto del existencialismo, sí que se entiende que esta corriente rescata el rol individual del hombre que se había perdido siglos atrás. Nacida a mediados del siglo XIX, no se puede especificar un periodo específico para hablar de su momento álgido, ya que todavía hoy existen muchos existencialistas.
No obstante, hay pocos autores que se consideren a sí mismos como existencialistas, tanto antaño como hoy día. De hecho, ha sido el paso del tiempo el que los ha considerado como tal, pero no ellos en su momento contemporáneo.
Dicho todo esto, podemos considerar el existencialismo como una corriente filosófica moderna que pone al sujeto humano como el centro, entendiendo a este como un ser autoconsciente y libre que focaliza toda la reflexión filosófica, ya que se determina a sí mismo.
Cómo es el existencialismo
Este movimiento filosófico rechaza la determinación de que haya esencias superiores al propio individuo. Así pues, serán las acciones de cada sujeto las que crearán el proceso constructivo del mismo, destacando de forma sobresaliente la toma de decisiones individuales.
Entre los autores que más han trabajado la idea del existencialismo destaca Jean Paul Sartre. No obstante, no podemos considerar a este como el único existencialista. Esta corriente filosófica también ha sido muy estudiada y trabajada por nombres como Albert Camus, Martin Heidegger, Friederich Nietzsche o Soren Aabye Kierkegaard.
En origen, aunque hay quien considera que esta corriente ha formado siempre parte del pensamiento humano con mayor o menos importancia, lo encontramos en la ruptura con la idea de religión occidental y el ascenso del capitalismo y la burguesía.
Así pues, se quita a Dios del centro de la vida de los seres humanos y se impone al propio individuo. Así es que autores como Heidegger entiende que al hombre se le arroja al mundo, y está destinado a un dolor tremendo a lo largo de su vida.
Por fortuna, no todos los pensadores existencialistas son tan negativos. No obstante, todos buscan explicar el rol del sujeto en el mundo, su responsabilidad frente a cuanto acaece y sus capacidades como individuo o para seguir órdenes, pero siempre alejados de la creencia de la existencia de un ser superior que nos dirige.
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